Lou and Andy se llamaba uno de los sketchs del programa cómico que la BBC emitió entre 2003 y 2005, Little Britain. En ese segmento David Walliams y Matt Lucas encarnaban a dos amigos treintañeros: el primero asistía al segundo, confinado en una silla de ruedas. Sólo el televidente sabía que Andy fingía su parálisis de puro cretino nomás, y de paso para sacarle ventaja a cuanto incauto se le cruzara. El personaje canalla siempre sorprendía a la hora de desafiar la candidez imperturbable de Lou, y de usufructuar de los derechos que el Estado inglés les reconoce a los ciudadanos discapacitados.
En otro sketch, Lucas interpretaba a Daffyd Thomas, muchacho gay que se declaraba víctima de homofobia cada vez que alguien le pedía o reprochaba algo. Este personaje no era (tan) cretino como Andy, pero sí muy mimado y perezoso: la acusaba de conducta discriminatoria a su propia madre cuando ésta le reclamaba un mínimo de colaboración en la casa.
El humor corrosivo de Walliams y Lucas consistía en agitar el fantasma que acecha a la gente convencida de que sólo engendran parásitos las políticas públicas concebidas para reducir la inequidad social. Esa porción de sociedad se manifiesta seguido en Argentina: la última vez ocurrió en el transcurso de esta semana, mientras los medios visibilizaron el recorte de pensiones a personas discapacitadas, que la alianza Cambiemos ejecutó sotto voce y ahora –fiel a su costumbre– califica de error y promete anular.
En Little Britain Andy y Daffyd representaban a un tipo odioso de individuo, y no células de un cáncer social que crece a expensas de un Estado bobo. Para decepción del público que alguna vez esperó lo contrario, Walliams y Lucas no convirtieron a sus personajes en punta de lanza contra las políticas y los derechos destinados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos más vulnerables a las imposiciones darwinistas del capitalismo.
En el equipo que gobierna nuestro país desde el 10 de diciembre de 2015, hay dos funcionarios en silla de ruedas, la Vicepresidenta Gabriela Michetti y el ministro de Trabajo Jorge Triaca, y uno abiertamente gay, el subsecretario nacional de Juventud Pedro Robledo. Algunos compatriotas creyeron ver en esas tres designaciones un botón de muestra del trato considerado que la alianza Cambiemos les acordaría a los ciudadanos discapacitados (o ‘con capacidades diferentes’) y a las llamadas ‘minorías sexuales’.