Portada de '¡Llama a la comadrona!'
La joven comadrona tendrá que hacerse cargo de casos muy especiales y que en los años cincuenta eran un auténtico escándalo, como la infidelidad (femenina) o ser una joven madre soltera. Jenny tendrá que ir aceptando su destino y haciéndose a un lugar que ahora es su casa y donde siempre tendrá que estar preparada para atender un parto o cualquier urgencia. La chica nos presentará a las monjas que conforman la casa de San Ramón Neonato y a sus tres nuevas compañeras: Trixie, Cynthia o la estrambótica y divertida Chummy.
Poco a poco Jenny Lee nos irá sumergiendo en la vida diaria de este barrio londinense y nos iremos haciendo a las costumbres y a las condiciones de extrema pobreza de su gente. Iremos aprendiendo con ella y viviendo su despertar en el mundo de la enfermería. Jenny conocerá y nos presentará a un buen puñado de madres, cada una con una historia propia que nos tocará el corazón. Vaya sí lo hará.
Con '¡Llama a la comadrona!' el lector se encuentra con una novela que muestra el lado más emocional de la maternidad y todo el proceso de gestación. A través de las experiencias de la chica, conoceremos a una grupo de mujeres que por encima de todo fueron valientes, ya que se atrevieron a traer al mundo niños en condiciones que dejaban mucho que desear. Poco a poco nos iremos colando en el día a día del convento y de las chicas. El trabajo diario marcará el ritmo rápido del libro y caso tras caso iremos aprendiendo un poco más de posibles problemas que pueden tener las embarazadas. También nos encontraremos con finales felices e inesperados.
Por encima de todo, es un libro que transmite optimismo y ternura. Me ha gustado el carácter de los personajes y la alegría que aportan incluso en las condiciones más adversas. Jenny Lee es una perfecta maestra de ceremonias y quien nos va narrando, en primera persona, su vida en el East End de Londres. Conoceremos a las madres, padres y abuelas de los recién nacidos, nos colaremos en sus habitaciones, sus cocinas... en definitiva, en sus vidas. Seremos partícipes de los problemas sociales y económicos que derivaron de la II Guerra Mundial en determinadas zonas y veremos como, a pesar de todo, la vida continúa.
Como he comentado, el libro tiene un ritmo rápido, con capítulos cortos y delimitados por los casos que la narradora nos presenta. No tuvo que ser fácil vivir en la Europa de después de la guerra y eso hace que lejos de rechazar alguna situación, nos podamos sentir si no identificados, comprensivos. Personalmente me ha gustado mucho cuando Jenny nos cuenta experiencias que le causaron repugnacia. Lejos de pensar que era una niña tonta, a mí me ha parecido lo más normal y natural del mundo, algo que seguro a todos nos sucedería.
'¡Llama a la comadrona!' es el primer libro de una trilogía que desprende amor, no sólo por los niños que nacen, también por la propia vida y porque por muy duras que sean las circunstancias, habrá un momento en que todo cambiará para mejor. Muy recomendable.