Llámame Peter, de Stephen Hopkins

Publicado el 01 febrero 2010 por Miguelmalaga


Se pueden contar con los dedos de una mano los cómicos que son capaces de suscitar la carcajada con su sola presencia en pantalla. Peter Sellers es uno de ellos, un superdotado para la comedia que dejó una profunda huella en la historia del cine.
La película de Stephen Hopkins escarba en la auténtica personalidad de Sellers... Y encuentra el vacío. Peter Sellers era un hombre atormentado, totalmente subyugado por la figura de una omnipresente madre y que no interpretaba a sus personajes, sino que se apoderaba de ellos, les daba vida y los hacía suyos, es decir, que existía a través de ellos por un tiempo.
La vida familiar del actor fue un desastre. Necesitado de amor y cariño e incapaz de amar demasiado tiempo solo encontraba consuelo en su sentido del humor, retorcido y genial. Narcisista hasta la naúsea, el biopic lo define muy bien en la escena en la que se mira al espejo y no ve nada. Aún así, Peter Sellers fue un hombre que hizo reír, es decir, hizo felices, a millones de personas y lo seguirá haciendo a lo largo de los años. Eso es lo que dio auténtico sentido a su existencia. Poco antes de morir, intentando cambiar de registro, dejó un extraño regalo a los espectadores, ese inclasificable personaje, Mr. Chance, que causa el asombro de todos sin proponérselo y llega a los más altos cargos de la nación sin esfuerzo alguno.
La película de Hopkins, concebida para la televisión es un entretenidísmo espectáculo, realizada con gran libertad e imaginación, no en vano está producida por la HBO, responsable de maravillas como "A dos metros bajo tierra" o "Los Soprano". Geoffrey Rush interpreta a un personaje que es el sueño de cualquier actor, por lo camaleónico y lo imprevisible de su carácter o de su falta de él. Poco a poco el espíritu de Peter Sellers parece apoderarse del actor y el parecido entre ambos es asombroso. Por momentos parece que el personaje devora al actor, tal y como le pasaba al propio Sellers, aunque en este caso es bueno que así sea. Ha sido una grata sorpresa ver esta película, dedicada a un hombre que ha hecho disfrutar ya a varias generaciones.