Nunca es bueno hablar desde el rencor, sobretodo porque podemos utilizar adjetivos de forma impropia. Un adjetivo oído últimamente es el de PALMERO/PALMERA. Se puede utilizar de forma despectiva, es verdad, pero incorrectamente. Somos los palmeros los que marcan el ritmo, somos los palmeros los que hacemos de un buen fin de fiesta, somos los palmeros y palmeras los que marcamos cuando se entra al baile, cuando y como se canta. Faltar a los palmeros y palmeras, a parte de cierta miopía, puede esconder un sentimiento de cierto dolor. Y los PALMEROS estamos en la BASE del escenario, en la BASE de tinglado flamenco. Y sin las PALMERAS, la figura del espectáculo tiene que cantar solo, y dar la cara y la talla a capela y no esconderse entre bambalinas, y pocos, muy pocos son capaces de brillar por si solos.