Huye de las llaves
como de un demonio.
Las llaves son como los prejuicios
se acumulan, sin darnos cuenta.
Empiezas con la de la puerta de casa.
Luego, la de la oficina. La del auto.
La llave de la casa de playa.
La de los candados del negocio.
Cuando menos lo esperas,
te has llenado de llaves
y estás enclaustrado,
Encerrado por tus propias llaves.
Las llaves no son para que otros no entren;
son para impedirte salir.
Huye de las llaves.
¡Huye!
Si quieres ser libre,
huye de las llaves.
Cada una es el eslabón de una cadena
que te ata a un grillete.
¡Huye!
Las llaves pesan más en tus alas
que en tu bolsillo.
Te paralizan. Te someten.
Son rocas en tus zapatos.
Huye de las llaves.
Como de un demonio.
Son anclas, son frenos.
Impiden el vuelo.
Huye,
Huye de las llaves.