Imagen de archivo de Ruta 42
De pequeños escuchamos las canciones que ponen nuestros hermanos, el gusto va cambiando y descubrimos que hay mucho más allá de lo que pensamos. El rock llega a nosotros y empezamos a descubrir grupos que nos acompañarán siempre.
Hace poco hablando con un conocido, en concreto el director artístico de Koala Producciones, dijo que “llega un día en el que te cruzas con Celtas Cortos y te conquistan”, y tenía toda la razón con el comentario.
Es inevitable, más todavía si eres de Valladolid, que no suenen en algún momento por la radio, en la televisión o que caigamos rendidos ante el nuevo disco que hayan sacado. Sus guitarras y esa gaita que da un toque tan personal marcan lo que es su estilo, que también queda patente en sus letras y en sus vídeoclips, en un mundo que ellos han creado y en el que comparten todo con sus seguidores.
Si he de ser sincero no puedo recordar la primera vez que escuché a Celtas Cortos, pero sí que el primer disco que tuve en mis manos fue Nos vemos en los bares. En aquel entonces yo estudiaba en el colegio Nuestra Señora del Lourdes y uno de los hermanos, es de la Salle, me los hizo llegar y desde momento ya no pude escapar. Sí que conocía sus míticas canciones, como todos en esta ciudad, y por supuesto podía reconocer a cualquiera de ellos por la calle, pero su discografía era prácticamente una desconocida para mí.
Imagen de archivo de R42
Y me enamoré. Uno de esos que duran toda la vida. Empecé a interesarme más y descubrí que uno de mis hermanos mayores tenía algunos de sus discos, así que me faltó tiempo para cogerlos prestados para ir descubriendo más de ellos. Además, esto siempre es así, me encontré con otros amigos que empezaban a tener afición por ellos, con lo que nos íbamos contando las novedades y prestando el material unos a otros.
Por supuesto lo mejor fue verles en directo. No soy una persona que vaya a demasiados conciertos, al menos si no es por tema laboral, pero son varias las ocasiones en que he estado entre el público delante de ellos, cantando sus composiciones, disfrutando de los discursos que suelta Cifu y por supuesto a poco he estado de cerrar los ojos en sus geniales instrumentaciones que, no hay que olvidarlo, son la esencia de Celtas Cortos ya que empezaron su andadura sin tener parte vocal.
Recuerdo ese concierto de despedida en que sus caminos se separaban, pero también y con mayor fuerza en el que volvían. La gente estaba eufórica, querían más y ellos estaban dispuestos a dárselo. Ya hace años de ello, pero ahí siguen dando guerra.
Y mucho después me crucé con Óscar (García), el bajo del grupo y el que más sonríe en cada una de sus actuaciones. No recuerdo el cómo ni el porqué sabíamos uno del otro, pero era así y un día decidimos ambos que sería buena idea entrevistarle para Ruta 42. Eso fue hace un par de años, y desde ese momento siempre ha tenido un hueco para nosotros, para preguntarle cosas o posar si era lo que hacía falta. Pero lo mejor fue pasar esa barrera del trabajo, disfrutar de unas cañas en confianza y ponernos al día cuando nos vemos.
A veces uno se pone a recordar esas primeras canciones, ese mítico 20 de abril del 90 que no recuerdo haber escuchado y que parece que siempre me he sabido de memoria, o Cuéntame un cuento con esas palabras que nos llevaban a un mundo mágico en el que todo puede pasar. La nostalgia aparece y piensas en el tiempo que se ha quedado atrás, en las veces y besos que sonaban de fondo, en las charlas con los amigos y en las palmas que hacían temblar el suelo.
¿Y vosotros? ¿Cuándo se cruzaron Celtas Cortos en vuestro camino?
Doc Pastor
Hace tiempo inicié Ruta 42 (@ruta42 en Twitter), una gaceta para la que dedico la mayor parte de mis escritos y fotografías. También colaboro actualmente con el periódico AQUÍ en Valladolid y en la revista LaRAÑA de Sevilla. Cuando no estoy por aquí es que estoy jugando con mi perrito (se llama Loki).
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