Darío de Regoyos: Artecalle (Durango), 1905. Colección Particular.
Cuando llegué al lugar, el Demiurgo me estaba esperando. «Estabas en lo cierto —me habló—. No hay diferencia entre dormir y velar: en ambos casos estamos soñando»....
Darío de Regoyos: Artecalle (Durango), 1905. Colección Particular.
Cuando llegué al lugar, el Demiurgo me estaba esperando. «Estabas en lo cierto —me habló—. No hay diferencia entre dormir y velar: en ambos casos estamos soñando».