Llegan a EE.UU. peces vivos entre los escombros del tsunami de Japón

Por Chupi

Es la primera vez que se han encontrado vertebrados vivos entre los escombros del tsunami de Japón

De los cinco peces que hicieron el viaje, uno todavía está vivo y se mantiene en el Acuario Marino de Oregón (vídeo)

Los polizones más extraños han llegado a las costas de Estados Unidos posiblemente a través de los escombros del tsunami de Japón de 2011: Peces vivos.

Los peces, que viven en las costas de Japón y Hawaii, al parecer llegaron a través del Pacífico en un bote a la deriva de 18 pies (5,5 metros). De los cinco peces que hicieron el viaje, uno todavía está vivo y se mantiene en el Acuario Marino de Oregón.

"Estos peces podrían haber sido originalmente de aguas de Japón, o podrían haber sido recogidos cerca de la costa de Hawaii", dijo Allen Pleus, el coordinador de las especies invasoras acuáticas en el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Washington.

Esta es la primera vez que se han encontrado vertebrados vivos (animales con columna vertebral) entre los escombros del tsunami de Japón.

Un descubrimiento sospechoso

Cuando el devastador tsunami golpeó Japón en marzo de 2011, arrastró unos 5 millones de toneladas de escombros en el Océano Pacífico, según los cálculos del gobierno japonés. La mayor parte de aquello probablemente se hundió inmediatamente, pero cerca de 1,5 millones de toneladas siguen flotando lejos de las costas de Japón.

Nadie sabe cuánto está aún a la deriva, pero desde entonces pedazos de escombros del tsunami han varado en tierra en Alaska, Columbia Británica, en la Costa Oeste de los EE.UU. y las islas hawaianas. Algunos de estos restos ha albergado posibles especies invasoras, particularmente dos muelles flotantes varados en Washington y Oregón.

Esos muelles transportaban plantas e invertebrados vivos, como lapas y percebes. Peces, y mucho menos vivos, son un raro hallazgo. Los peces fueron encontrados en un compartimiento de popa de un pequeño barco de fibra de vidrio llamado Saisho-Maru, que fue descubierto el 22 de marzo cerca de Long Beach, Washington.

El gobierno japonés no ha confirmado todavía que el bote se perdió en el tsunami, pero tiene un número de registro de la región donde llegó la gran ola, dijo Pleus. El barco estaba flotando con su popa parcialmente sumergida a unos metros bajo la superficie del océano, y el compartimiento sin tapa se convirtió en una "pequeña cueva" donde los peces pudieron introducirse, dijo Pleus.

El barco también era hogar de varias algas, cangrejos, gusanos marinos, un pepino de mar (nunca encontrado antes en otros desechos, dijo Pleus), vieiras y mejillones azules. En total, se trataba de un perfecto mini-ecosistema para los peces polizones.

"En este caso particular, las condiciones del agua estaban básicamente a favor y el barco aterrizó en posición vertical y varó en tierra", dijo Pleus. "Tenía intacto en su cubierta un bonito acuario de 20 a 30 galones".

Un local encontró el barco y cogió uno de los peces, llevándole al Ayuntamiento de Long Beach's City. Funcionarios de la ciudad se pusieron en contacto con biólogos de pesca y fauna de Washington que sacrificaron el resto de los peces para su estudio. El sobreviviente se quedó en el Ayuntamiento hasta que los funcionarios llamaron a Keith Chandler, el director general del Acuario Marino en Seaside, Oregón

El pez de 5 pulgadas de largo (12 centímetros) "estaba en un cubo en su oficina y no sabían qué hacer con él", dijo Chandler.

Chandler identificó al pez como una perca loro japonesa rayada (Oplegnathus fasciatus), también conocido comodorada japonesa (Ishiday en japonés y Barred Knifejaw en inglés). Las percas loro rayadas viven en arrecifes de Japón y rara vez son vistos en otras aguas tropicales.

La amenaza de las especies invasoras

El pez sobreviviente se encuentra ahora en un tanque de cuarentena en el Acuario Marino, donde el personal está tratando de conseguir que coma, dijo Chandler. Tiene la esperanza de poner al pez en exhibición con el permiso del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregón.

"Estamos intentando cosas diferentes para darle de comer", dijo.

El resto de los peces fueron enviados a la Universidad de Oregón, donde los biólogos analizarán los huesos del oído para determinar su edad y también ver sus contenidos estomacales y estado reproductivo.

"El estado reproductivo y la edad nos ayudará a averiguar si vinieron todo el camino desde Japón a lo largo de 2 años, o más probablemente vinieron de Hawaii", dijo Pleus. Incluso desde Hawaii, los peces habrían sobrevivido a un viaje de casi 3.000 millas (4.828 km).

Es poco probable que cualquier pez que se escapara del barco sobreviviese en las frías aguas frente a las costas de Washington y Oregón, dijo Pleus. Si el barco hubiera varado más al sur, es posible que los peces podrían haberse establecido.

El descubrimiento de los peces cambia la forma en que los biólogos tienen de pensar en las especies invasoras de los escombros japoneses, dijo Pleus. Al principio, los científicos asumieron que ninguna especie sobreviviría a un viaje de más de 5.000 millas (8.047 km) a través del Pacífico. Cuando vararon los muelles repletos de vida marina en Washington y Oregón, se dieron cuenta que estaban equivocados.

Pero los investigadores todavía pensaban que, para sostener la vida, el objeto tendría que haber estado asentado en el agua acumulando un ecosistema antes de que golpease el tsunami. El bote recientemente descubierto y otros pequeños hallazgos sugieren que este no es el caso, dijo Pleus.

"Muchas de estas especies se unieron después del tsunami, cuando todavía estaban en las aguas costeras japonesas. Hay una gran cantidad de larvas que flotan a su alrededor en busca de algo sólido a que aferrarse".

Por último, los investigadores han creído que sólo los objetos grandes, tales como muelles, podrían albergar vida suficiente para mantener una colonia fuerte, dijo Pleus. Este barco también "torpedeó" la teoría.

"Se obtiene este tipo de Arcas de Noé de muelles de gran tamaño que llegan con grandes conjuntos de especies, y sin duda son una amenaza", dijo. "Pero cuando nos fijamos en el número de pequeños residuos con menos organismos, si pones todo junto, es una amenaza igual o incluso mayor que los objetos muy grandes que llegan hasta la orilla".