Juan Martorano
Dentro de nuestros múltiples análisis y apreciaciones, llegamos al cuarto mes del año, mes en el que lo hemos catalogado de importantísimas batallas, y de muchas definiciones sobre el acontecer político, económico, social y hasta cultura de nuestra querida República Bolivariana de Venezuela. Ha culminado el mes de marzo y entramos en el mes de abril, mes en el que la derecha aumentará los decibeles en esta confrontación para dar al traste a la Revolución Bolivariana y aniquilar al Gobierno Socialista de Nicolás Maduro, por lo menos lo van a intentar. La VII Cumbre de las Américas está a la vista, y ésta promete ser un escenario para la batalla geopolítica como nunca antes se había hecho, además de interesante. Allí se verá el reflejo de la gran lucha continental, la cual es reflejo de la contradicción mundial principal que es entre el imperialismo, sus aliados y cipayos, por un lado, y los pueblos y naciones soberanas, por el otro. Las fuerzas antagónicas se preparan para hacerse frente en Panamá y darle a esta Cumbre una trascendencia especial, que acaso no ha tenido ninguna de las seis anteriores. La sola Cumbre oficial ya anuncia un debate de notable relevancia en torno a las relaciones de Estados Unidos con América Latina, teniendo como focos principales actuales a Cuba y a Venezuela. Pero además, otros eventos paralelos se vislumbran en Panamá. Se presume que el imperialismo, que no descansa ni descansará mientras tenga fuerzas para resistir tanto la crisis general del capitalismo como la embestida de los pueblos en su contra, está preparando a sus lacayos del continente para tratar de hacer bulla en la capital panameña y en el resto de América, mientras transcurre la Cumbre, y así abonar a su plan de “control del daño”, morigerando los efectos políticos de lo que ya se prevé: el triunfo de las opciones que propiciarán un nuevo rechazo al bloqueo contra Cuba y la condena a la orden ejecutiva de Obama que declara a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad de Estados Unidos. Organizaciones populares panameñas han emitido un comunicado donde se dice que “es importante denunciar la posibilidad de que llegue a nuestro país María Corina Machado, quien esta incursa en el delito cometido contra nuestro país de usurpación de títulos y cargos y falsedad ideológica, cometidos cuando asumió sin derecho la banca de nuestro país en La OEA con la connivencia de Martinelli. Llamamos la atención de las autoridades judiciales para que pongan el guante sobre esa impostora. Con mucha preocupación advertimos a las autoridades del Estado panameño y en particular a sus ministerios de Relaciones Exteriores y de Gobierno para que impidan que nuestro país se trasforme en teatro de las algaradas y exhibicionismo de visitantes y provocadores del extranjero. Las organizaciones sociales y populares del pueblo panameño colaborarán en el mantenimiento del orden en la referida cumbre, si es que ella se realiza después del petardeo a que la ha sometido Obama”. Lo más seguro es que la invitación a Machado se vincule a la preparación de un “Foro” dominado por las fuerzas pro-imperialistas que se presume está en plena preparación con el auspicio y los fondos del imperialismo, y al cual estarían también convocadas Lilian Tintori, Mitzi de Ledezma, Yoanni Sánchez y otros representantes de la ultraderecha continental. Por su parte, las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias también se harán presentes en Panamá con la “Cumbre de los Pueblos”. Este evento se realizará del 9 al 11 de abril en el Paraninfo de la Universidad de Panamá.Será una cumbre alternativa en la que participarán los movimientos sociales del hemisferio. Los organizadores han indicado que “La Cumbre de los Pueblos” les permitirá expresar los planteamientos que tienen los sectores sociales que, generalmente, son ignorados por los jefes de Estado que se reúnen en la cumbre oficial. Sin embargo, han aclarado que no son una especie de anti-cumbre, por el contrario, aseguran que no se oponen al foro hemisférico ni a que sus organizaciones participen del mismo. Pero, debemos estar muy atentos, no solo será esta cumbre lo que estará en el tapete, sino que los analistas vuelven sobre el tema de la “escasez” como puntal de la desestabilización. Además de lo económico, estará en el tapete la matriz de la “inseguridad”. Más la posibilidad de atentados y ataques selectivos a instalaciones de servicios estratégicos de nuestro país o a personalidades del ámbito político, económico o social que puedan generar conmoción. Sobre todo en el tema de la seguridad ciudadana, debemos extremar nuestras atenciones, ya que hemos podido detectar un aumento en la percepción de inseguridad en nuestro pueblo, producto de robos y hurtos que se han venido suscitando en los últimos días, incluso con modalidades no habituales de nuestro país. Este tipo de situaciones, y no es paranoia nuestra, de la politización y del uso de la criminalidad como parte de la campaña de desquiciamiento y neurotización de nuestra sociedad, fue aplicada al dedillo en la Nicaragua Sandinista de la década de los 80 del siglo pasado, la cual tuvo éxito, porque fue uno de los elementos que incidió en la derrota electoral del sandinismo en 1990, con la agente de la CIA, Violeta Barrios de Chamorro, por lo que las fuerzas de la izquierda tuvieron que esperar catorce (14) años para volver al Gobierno, pero en ese ínterin, se tradujo en persecuciones, represión y muerte. Desde la elección de Chávez en 1998 ha habido en la región un esfuerzo para revertir las consecuencias del neoliberalismo y la erradicación de la pobreza ha sido el eje central del accionar de los gobiernos progresistas de la región. Por ejemplo, en nuestro país, la pobreza extrema se redujo de 60% que se encontraba en 1998, a un poco menos del 26% en el año 2010. La redistribución de la renta, anatema del ideario neoliberal ha sido la palanca fundamental para lograrlo. Tal redistribución se ha conseguido a partir de la renegociación de las explotaciones de la riqueza natural (petróleo, gas, minerales, etc.) con multinacionales, cuyos contratos de explotación eran en muchos casos inconstitucionales. En muchos casos se ha hecho necesario la renacionalización de empresas estatales privatizadas durante la década de los 90 del siglo pasado. Todo esto produjo mejoras substanciales en la balanza de pagos, así como una reactivación económica vigorosa, lo que redundó en una reducción sostenida de la deuda externa, proceso que se aceleró substancialmente por los bonos venezolanos que absorbieron parte importante de la deuda argentina. Por ello que América Latina casi que no sintió, sino levemente, las consecuencias desastrosas de la crisis mundial de 2008, permitiendo que sus economías crecieran en un promedio de 4% mientras había recesión en las economías de EEUU y la Unión Europea. El desafío de Washington es tal que incluso hay países que se orientan hacia una sociedad socialista, como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Tanto los gobiernos radicales como los moderados se han visto obligados, por la lógica de la estrategia que aplican, a afectar no solo los intereses económicos del capital multinacional, especialmente estadounidense y europeo, sino a afectar los intereses geopolíticos de EEUU en la región. Es por eso, que EEUU ve estas medidas con profunda hostilidad y por más de una década ha tratado de desestabilizar a los gobiernos progresistas, pero hasta ahora, con la excepción de Honduras y Paraguay, no han tenido éxito. Sin embargo, llama la atención la editorial del diario colombiano “La Opinión”, en su editorial del 01 de abril, titulado “¿A la guerra?”, el cual me permito transcribir, pues no es juego lo que se nos pudiera venir. “SIEMPRE se ha dicho, porque la EXPERIENCIA lo avala, que el que calla otorga, lo cual significa queGUARDAR SILENCIO cuando alguien dice algo de uno es confirmar que todo lo dicho es cierto.Vale el refrán para aplicarlo a una situación muy particular que surgió a raíz de unas declaraciones recientes de Mary Beth Long, ex subsecretaria de Defensa deESTADOS UNIDOS para ASUNTOS DE SEGURIDAD INTERNACIONAL en el gobierno de George W. Bush.
Long tiene experiencia con la CIA, la DEA, el FBI y la Otan, y trabajó con uno deLOS HOMBRES MÁS belicosos que ha tenido el gobierno de Estados Unidos: Donald Rumsfeld, principal defensor de la invasión a Irak, un verdadero halcón. Es decir, la señora Long sabe de qué habla.
Por ello, ello, la enorme preocupación que en algunos colombianos dejaron sus palabras hace tres días al hablar de lo que está ocurriendo en Colombia estos días con sus militares.
“…están estudiando otras amenazas en la región que pueden representar sus vecinos como es VENEZUELA, y prepararse para esas eventualidades, y los felicito por ello porque hay otros desafíos en el horizonte, y su fuerza pública, su liderazgo y su policía ya se están preparando para eso”, dijo Long.
Si estas palabras no vinieran de quien viene, de una persona que por años ha permanecido en los círculos donde se definen las guerras, podrían pasarse por alto.
Lo que Long dijo simplemente es que tendremos una GUERRA con Venezuela, ni más ni menos, y que —aunque la enorme mayoría de los colombianos lo ignoramos— nuestros militares y nuestros policías ya se están preparando para pelearla.
Palabras tales COMO LAS de Long generan una preocupación enorme. Pero, sin rodeos HAY QUE decir que mayor preocupación despierta el hecho de que del gobierno nadie diga una sola palabra para desmentir o confirmar a esta mujer.
Ojalá dijeran que ella se equivoca, que no es cierto, que no habrá guerra, que después de 60 años de matarnos entre hermanos solo queremos estar tranquilos y que ni contra Venezuela ni contra nadie queremos pelear una guerra que no será nunca nuestra.
La verdad, ojalá que ALGUIEN en el gobierno dijera algo, cualquier cosa.
Porque si el ruido de la guerra comenzara, sin duda no sería por iniciativa de Colombia, que estaría siendo utilizada como carnada, en el mejor de los casos, o como responsable del trabajo sucio para una potencia extranjera, en un escenario aún más deplorable. El interés en Venezuela y en sus RECURSOS ENERGÉTICOS no es colombiano.
DE TODOS MODOS, las alarmas están sonando. Una ex alta funcionaria de un país como Estados Unidos no va por ahí hablando de guerra y de eventualidades si no tuviera conocimiento de planes concretos. Y, esto, precisamente, es por lo menos inquietante, pues da a entender que Washington sí tiene intereses bélicos en esta parte del mundo.
Quizás Long está transmitiendo a nombre de su país un mensaje aSANTANDER para que lo entienda Bolívar.
De todos modos, de este lado de la FRONTERA binacional no podremos en adelante dormir tranquilos: cualquiera sea el nivel de una hipotética guerra en Venezuela, nosotros en Colombia sufriremos las consecuencias.
Desde luego, este tipo de declaraciones no extraña en funcionarios o en exfuncionarios de LA CASABlanca. Lo que sí causa extrañeza es el cerrado silencio colombiano. No parece congruente que un gobierno que negocia la paz interna, calle ante insinuaciones extranjeras de que nos preparamos para combatir contra los vecinos.
¿Será QUE TIENE razón el refranero y que al callar le estamos dando la razón a Long? Ojalá que no.”
Ante estos escenarios, los patriotas debemos comprender el duro momento que se nos avecina. El mensaje del Comandante Hugo Chávez, donde señalo que la respuesta de todos los venezolanos y venezolanas patriotas, que debía ser Unidad, Lucha, Batalla y Victoria, adquiere mayor vigencia. Para entenderlo, me permitiré transcribir, del libro “Bolívar y Santander: Dos posiciones contrapuestas”, del profesor José Sant Roz,y tomado del capítulo “Los Cuervos en su vuelo (1828)” algo que para mí tiene total vigencia: “La Gran Colombia se perdió por la actitud pasiva y contemporizadora, por débil, de una buena camada de bolivarianos, que teniendo altos cargos en el gobierno, y en ocasiones habiendo prestado notables servicios a la patria, carecían de carácter, de determinación para frenar y enfrentar con valor a las aviesas intenciones de los santanderistas. Los santanderistas no se andaban por las ramas y eran violentos en la búsqueda de sus objetivos: descarados para exigir sus prerrogativas, audaces en sus ataques y excesivamente atrevidos. En realidad, habían descubierto la profunda calidad humana y política del Libertador, su amplitud para sostener los valores más sagrados de la libertad, su debilidad extrema para con sus propios hermanos que había estado gimiendo bajo la tiranía española. El Decreto de Guerra a Muerte nos pone al descubierto un Libertador decidido a convertirse en el verdugo de los godos, pero al mismo tiempo a sufrir con paciencia, tolerancia y hasta con martirio de santo, cualquier reclamo, cualquier exceso, cualquier locura de sus hermanos colombianos. Hay un momento en que viendo arder la nave de su querida Colombia, se lleva la mano al cinto para sacar su espada, se paraliza y exclama: ¿Pero cómo hago, si ahora estos asesinos se llaman americanos? Bolívar estuvo atento al grupo de sus seguidores, muchos de ellos miembros de su gabinete, y comprendió que no estarían en condiciones de resistir por mucho tiempo la crispación y el caos que la reacción montaría para destruirlo y sacarlo del gobierno. Se dio cuenta de que se manejaba con una prudencia rayana en lo cobarde y muy parecida al más completo egoísmo. No querían muchos de sus ministros quedar mal del todo con Santander – a quien avizoraban como el sucesor nato de Bolívar-: eminentes bolivarianos, como José María del Castillo, José Manuel Restrepo y Joaquín Mosquera. Entonces, lo tenía muy claro, el único que podía inteligente, valiente. Decidida y organizadamente sustituirle en la pesada carga de gobernar Colombia era Sucre. La ley de la supervivencia le advertía que los más débiles acabarían por colocarse bajo las órdenes de los que sabían pelear, de los violentos, de los más, quizá, sanguinarios y asesinos que había parido aquella guerra de casi veinte años. En 1828, el panorama se le presentó con los presentimientos más desesperantes y previó que Santander buscaría como escuadrón militar para elevarse como jefe supremo de su territorio –Nueva Granada- a bandoleros de camino como José María Obando y José Hilario López. Mientras Bolívar viviera podía contener a este par de asesinos, pero muerto él, este binomio avanzaría sin conmiseración desde el sur hasta Bogotá y tomaría la capital, es decir, el poder. El Libertador sabía que el general Rafael Urdaneta no era el hombre indicado para dar una batalla tan cruenta y feroz contra los elementos más funestos que habían parido Pasto, Popayán y el Cauca en general. En verdad que Rafael Urdaneta nunca se había acercado al teatro de esas pavorosas regiones, que Sucre si las conocía y que había tenido que someterlas a sangre y fuego. Cavilando sobre una salida desesperada, sintió que el mal ya estaba hecho y que seguramente no quedaba otra cosa que enredarse en una guerra civil, y que en tal caso era preferible aceptar la derrota, y que los santanderistas asumieran el poder, y que la evolución propia de aquellos pueblos, a la postre, algún día, acabarían por dar de sí alguna forma más acabada, mejor elaborada y profunda de lo que había en su savia. No había otra salida, porque el arte de la política consistía en preverlo todo, y durante seis años de ausencia haciendo la guerra en el sur, nadie la había sumido como él. Ya nada era reparable en tan corto tiempo y con su salud en estado deplorable. Paralizado, pues, sabía ahora que cualquier cambio que intentase, en cualquier ramo del gobierno, empeoraría l situación. ¿Y por qué ninguno de sus ministros, ninguno de sus generales que se habían quedado en Colombia durante esos casi siete años de ausencia había previsto nada del volcán que ahora los aplastaba, y que se lo querían entregar a él íntegro para que los salvara? Sencillamente, los elementos morales de toda aquella élite de funcionarios, con la carga de la servidumbre dejada por los realistas, con sus constumbres y miserias, sólo convirtiéndose, lo vio él, en tirano, en déspota, podría Colombia gobernarse más o menos bien. Entonces, observó que aquellos pueblos que él había liberado acabarían plegándose a los que más males les habrían de procurar. Que el jesuitismo, la hipocresía, la mala fe, el arte de engañar y de mentir; que muchos vicios funestos de la politiquería se iban a imponer desde el alto poder con muchas mañas y aviesas intenciones, con extremado refinamiento, para mantener por siglos esclavizados a los pueblos. Que este tipo de esclavitud sería peor que el coloniaje de los españoles, porque se haría en nombre del republicanismo y de la propia libertad. Previó claramente, entonces, que prevalecerían por mucho tiempo los intereses individuales, las perversas maquinaciones destructivas, alimentados además desde potencias extranjeras para quienes nuestro desarrollo era un atentado a sus intereses; las rivalidades por pequeñeces, el provincialismo, la sed de venganza y otras pasiones miserables. Que todas ellas serían admirablemente manejadas por los demagogos para desunirnos, para corromper lo bueno que aún quedaba de las pobres instituciones en ciernes y establecer soberanías parciales. Que, en definitiva, ya en 1828, aquel cuartel general de la más suprema agitación se encontraba en Bogotá, y cuyo jefe era el pérfido y criminal Santander, conjugado con lo más desacreditado, con lo más inmoral y perverso de cuantos trastornadores y descontentos políticos había en el país. ¡Aprende, ciudadano bolivariano, de este pasado para que este estado de cosas no se vuelva a repetir jamás!” ¿Triunfará en la Cumbre de las Américas la visión panamericana y de la desunión de Santander, que es igual a decir, la de los gringos, o la de la Unidad americana de Bolívar? ¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen! ¡Hasta la Victoria Siempre! ¡Independencia y Patria Socialista! ¡Viviremos y Venceremos! Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC). jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano