El macho es inconfundible, por su ancha máscara facial negra que corre desde las auriculares hasta la base del pico a través de los ojos, con el píleo y la nuca gris azulado claro. El dorso y las alas son castaños, y la cola negra con bordes laterales blancos. Tiene la garganta blanca, y el pecho y vientre con un tono rojizo o rosáceo.
La hembra es mucho más discreta, por arriba con un tono pardo-rojizo, y por debajo blanco-parduzco con manchas perpendiculares oscuras en forma de media luna; máscara facial más o menos patente. parda oscura, separada por una estrecha línea divisoria clara del pardo occipucio.
Aparte de su aspecto, una de las facetas más fascinantes de este alcaudón es su curiosa ruta migratoria, que estudios recientes están contribuyendo a desvelar. Hace poco se publicaron las conclusiones de uno de estos estudios, sobre una pareja de alcaudones en León marcada con geolocalizadores, que recomiendo que leáis. A grandes rasgos, estos alcaudones invernan en el SE de África, y estas son las rutas que siguen (en azul en primavera y en verde en otoño, fascinante):
En la Península Ibérica nos encontramos en el límite oeste de su área de distribución, que abarca casi toda Europa, y el oeste de Asia. Sólo se reproducen en la franja norte, extendiéndose esporádicamente al sur por las montañas.
Esta pareja ha debido llegar hace pocos días, y con bastante hambre, en el rato que los estuve viendo el macho se comió un insecto de buen tamaño, y la hembra otro.
De momento, ambos permanecen juntos, pero pronto sólo se podrá ver al macho, la hembra se dedicará a incubar la puesta en el nido que el macho habrá construido. A ver si una de nuestras últimas parejas de alcaudón logra tener éxito este año.