¿Llegó el hombre realmente a la Luna?

Publicado el 27 noviembre 2013 por Albilores @Otracorriente

La llegada del hombre a la Luna en 1969 aún no convence a todo el mundo pues siguen quedando algunos escépticos que dudan de una de las mayores hazañas de la humanidad, basándose en teorías de todo tipo, como que aún no se disponía de la tecnología suficiente para lograrlo o la necesidad de EE UU de lograr la victoria en la carrera espacial, liderada entonces por los soviéticos. En el propio EE UU existen auténticos especialistas en la materia que han llegado incluso a enfrentarse con los astronautas. Es el caso de Bartholomew Winfield Sibrel, director de cine y periodista, que pidió a Aldrin que jurara sobre la Biblia que había caminado sobre la Luna. Al negarse, le llamó mentiroso, a lo que el astronauta le respondió con un puñetazo que no tuvo consecuencias penales.

El primer hombre en pisar la Luna, Neil Armstrong, también fue el protagonista del rumor de que el astronauta dijo en cierta ocasión: “¡No me hagan ninguna pregunta y no les diré ninguna mentira!”, unas declaraciones que se le han atribuido pero que nunca se demostró que Armstrong las hubiera realizado.

Una de las conjeturas que defiende que el hombre no pisó la Luna en 1969 es la de los falsos rodajes. Las principales teorías a favor del fraude hablan de que todo fue un montaje y de que las imágenes que se mostraron al mundo entero fueron rodadas en un estudio. Para llevar a cabo el montaje se ha hablado de la construcción en secreto de unos supuestos estudios cinematográficos en Nevada o que pudieron utilizarse paisajes terrestres que por su aspecto rocoso podrían haber servido de escenario para el rodaje. Estos lugares, conocidos como los ‘Paisajes lunares’ en la Tierra, son los Desiertos de Mojave y Nevada (EE UU), el Valle de la Luna (Bolivia), Río Tinto (Huelva) y Capadocia (Turquía), por lo que afirman los defensores de estas opiniones que los alunizajes fueron una superproducción al más puro estilo de Hollywood.

Sin embargo, científicos, astronautas, astrofísicos y conocedores del tema de primera mano no lo dudan ni por un momento: el hombre sí pisó la Luna el 20 de julio de 1969.

Se sabe que en pleno apogeo del programa Apollo, la NASA tuvo en nómina a 35.000 personas y otras 400.000 trabajaban para ellos en empresas y universidades. ¿Se puede construir un engaño donde están implicadas miles de personas para mantener una farsa de esta magnitud? Luis Ruiz de Gopegui, director de la Estación de Seguimiento de Fresnedillas, que la NASA utilizó como apoyo para los vuelos del programa Apollo, alude a dos pruebas: la primera es que “era una lucha entre soviéticos y americanos; si no se hubiera llegado, los rusos lo habrían anunciado a los cuatro vientos, la URSS tenía radiotelescopios apuntando a la Luna”. La segunda es que “el hecho de ir a la Luna era un acto público. Se anunció y los radiotelescopios de todo el mundo vigilaban atentamente”.

Entre los estadounidenses que luchan contra el escepticismo de la población se encuentran Philip Plait, astrónomo de física y astronomía de la Universidad Estatal de Sonoma y colaborador habitual de la NASA, dice que sería apropiado que la NASA diera respuesta a las preguntas, y cree que se niegan a responder porque consideran de “escasa dignidad” el verse obligados a hacerlo. La NASA propuso a James Oberg, ingeniero y experto en historia espacial, escribir un libro que ayudara a los maestros a rebatir las acusaciones de falsificación de los viajes a la Luna. Pasado el tiempo, cambiaron de opinión porque creyeron que utilizar fondos públicos para negar las acusaciones podía hacer creer que éstas eran creíbles.

Además de los testimonios de los expertos, existen pruebas físicas, ya que los astronautas trajeron 382 kilos de piedras lunares, que geólogos de todo el mundo han autentificado, y dejaron en el satélite espejos láser que se han utilizado para medir la distancia entre la Tierra y la Luna mediante rayos láser.

Los argumentos más utilizados a favor del engaño ya han sido rebatidos prácticamente todos de un modo convincente:

-Una es el de que la bandera estadounidense ondea sin viento en la Luna, pero, en realidad no ondea sino que tenía un mástil superior para mantenerla rígida. La ausencia de ondulaciones es consecuencia de haber estado plegada durante el viaje y sólo se mueve cuando la manipulan los astronautas.

-Otro de los razonamientos que despertaron dudas ha sido que no se distinguen las estrellas, a lo que los defensores de la expedición lunar contrarrestaron sosteniendo que la cámara no pudo captarlas por la intensidad de la luz. El tiempo de exposición de la película tendría que haber sido mayor para que se hubieran visto.

-También se objeta que las sombras no son paralelas, pero éstas se producen debido al efecto de perspectiva que sucede también en la Tierra, además, no tienen por qué ser paralelas en un terreno irregular, como es el caso de la Luna. Y el enigma de la C con la que aparece marcada una roca del suelo era un pelo que se cayó durante el revelado, en la imagen original no aparece.

-Se dice entre los escépticos que bajo el módulo lunar no hay cráter, para lo cual se ha respondido que el módulo lunar pesaba entre 15 y 17 toneladas en la Tierra. En la Luna la gravedad es aproximadamente seis veces menor, y hay que restar el combustible gastado antes de alunizar, situándose su peso ‘lunar’ entre 1.200 y 1.600 kilogramos. Cuando se acercaba a la superficie reducía su potencia a menos de un tercio de dicha capacidad, del mismo modo que nadie aparca un coche a 200 km por hora.

-El argumento de que no pueden dejarse huellas sin aire o humedad ha sido contestado por expertos físicos razonando que no es necesario que haya humedad o aire para dejar huellas en un terreno.

-Por último, a los defensores de la falsedad del hecho les pareció que uno de los astronautas se levantaba de un modo antinatural, pese a la sabida gravedad y no está claro el porqué de este movimiento. Ésta es la única objeción que se ha dejado sin explicación, pero no parece suficiente como para echar por tierra todas las pruebas existentes de que efectivamente el hombre pisó la Luna aquel día de 1969.

La conclusión, a pesar del extraño movimiento del astronauta sin explicación oficial, es que tiene toda la pinta de que el hombre si estadounizó, perdón alunizó ese día y está claro que en la actualidad podría llegar mucho más lejos de no ser por las limitaciones económicas, que no tecnológicas, que nos autoimponemos, de momento porque se está ya pensado seriamente en vender viajes turísticos a la Luna y a otros lugares del espacio. La pena es no poder decir lo mismo sobre nuestro propio planeta donde aún tenemos numerosos rincones sin explorar y con miles de millones de especies, e incluso de gran tamaño, por conocer, como en el fondo marino, una parte del planeta donde apenas hemos entrado y que no parece suscitar el interés de gente poderosa, será porque no ven beneficios económicos y sí muchas dificultades e inversiones cuantiosas que no han pensado aún como rentabilizarlas.