A solo dos días de que acabe este año que a golpe de sucesos inesperados ya se ha hecho un hueco de deshonor en la historia, llegó el momento de decir adiós.
En esta ocasión la última entrada del año de LMDM te invita a regalar unos cuantos cortes de mangas. Sí, aunque sea Navidad te propongo que hagas cero concesiones al buenrollismo y te prepares para decir sayonara, baby.
A veces decir adiós, ponerle el punto final a una historia, requiere más coraje que seguir forzando una situación que ya no funciona. A veces aguantar, "tirar para adelante", no es una actitud que hable de fortaleza sino de fragilidad emocional.
A veces abandonar, tirar la toalla, dejar de pelear por algo no es una derrota. A veces rendirse es una señal de que estás a las puertas del triunfo, preparado para soltar lastre y adentrarte en nuevos territorios (profesionales, personales, sentimentales).
¿Buscas un gurú que te guíe en el objetivo de sacarle más partido a tu vida? Mi consejo es que le hagas la peineta a Coelho y busques donde nunca se te hubiera ocurrido buscar, en la letra de una canción de María Jiménez:
"Se acabó porque yo me lo propuse y sufrí."
¿Quién se apunta a escribir en una lista mental aquellas relaciones/comportamientos/vivencias que ya no dan más de sí, que le impiden extender las alas y volar?
10 Señales De Que Llegó El Momento De Decir Adiós
1. Cuando quieren convertirte en quien no eres
Tú no eres un olmo, que nadie te pida entonces que le des peras. La aceptación es una parte importante de aprender a amar. No se trata de querer a alguien "a pesar" de lo que no te gusta de esa persona, si no "con" todo ello. Es más fácil volver a juntar los pedazos de un corazón roto que tratar de armarte una nueva personalidad usando piezas que no se corresponden con tu propia identidad. No cambies quien eres por nadie. Quien quiera un pedazo de plastilina para poder moldearlo a su gusto que busque en la sección de manualidades de un gran almacén.
2. Cuando te dicen una cosa pero hacen la contraria
No escuches lo que te dicen, mira lo que esas mismas personas hacen. Una relación de amistad, familiar o sentimental debería basarse en la confianza. Si alguien que dice estar a tu lado te demuestra sin embargo con sus acciones lo contrario, es un inconsistente. Y tal vez llegó la hora de decirle adiós.
3. Cuando tienes que forzar la relación
Lo hablábamos en LMDM hace unas semanas: Si no te dan, que les den. No deberíamos mendigar la compañía de nadie, ni obligar a que nos amen, ni rogar que se queden cuando desean irse. De esto tratan las relaciones humanas, de libertad. Cuando alguien te aprecia de verdad quiere pasar tiempo contigo. Cualquiera puede llegar a tu vida y decirte que te quiere, pero solo quienes lo hacen de corazón se van a quedar en ella para demostrártelo.
4. Cuando solo quieren tener sexo contigo
Una relación basada solo en la pura atracción carnal puede ser una muy buena idea cuando para ambas partes significa lo mismo. Otra cosa muy diferente es que te sigas acostando con esa persona con la esperanza de que todo cambie algún día. Seguramente ya te lo habrán dicho mil veces tus amigos, y yo hoy me sumo al coro: ¡No respondas una vez más a su guasap de las dos de la mañana! Si piensas que una noche después de hacerlo en lugar de vestirse y salir pitando a su casa te mirará a los ojos y te dirá que eres todo lo que siempre ha soñado, prepárate para morder el polvo (¿hace falta lo de nunca mejor dicho?).
5. Cuando traicionan constantemente tu confianza
Acercarse a otra persona es arriesgarse a que te hagan daño pero confiando en que nunca lo hagan. Cuando decides confiar al cien por cien en alguien la experiencia puede dar lugar a dos resultados distintos: O bien ganas un amigo para toda la vida o bien aprendes una lección que no olvidarás en toda tu vida. Pero en ambos casos te toca El Gordo. En el primero habrás confirmado el hecho de que a esa persona le importas, y en el segundo podrás apartarla de tu vida e invitar a otros a que ocupen su lugar. Al final sabrás quien es pura fachada, quien es verdaderamente leal y quien lo arriesgaría todo por ti. Incluso es posible que te lleves alguna grata sorpresa.
6. Cuando no te valoran
Llega un momento en el que tienes que enseñarle la tarjeta roja a esa persona que no te respeta, que no te admira, que no aprecia tus esfuerzos ni tus logros. Que solo quiere ver la parte negativa de vuestra relación, que te regaña constantemente, que ya nunca te apoya. Creemos que decir adiós será muy duro, hasta que lo hacemos. Y entonces nos preguntamos cómo no lo hicimos antes.
7. Cuando no puedes decir lo que piensas
En cualquier clase de relación debería haber espacio para el conflicto. Con un superior que no tolera la disonancia, una pareja que no admite una réplica sin hacer de ello un drama o un amigo al que no se le pueden hacer ver sus errores no es posible hacer uso de la honestidad. A veces tener una discusión es más sano que permanecer en silencio. Es muy difícil seguir caminando con alguien cuando el rencor te pisa los talones.
8. Cuando te obligan a sacrificar tu felicidad
Lo resumiré en una frase: es mejor estar solo pero conservar tu dignidad que permanecer en una relación o en una situación que constantemente te exige renunciar al respeto por ti mismo.
9. Cuando no pones pasión
Lo mejor que puedes hacer en tu vida es vivirla con pasión. Es preferible fallar haciendo algo que amas que triunfar haciendo algo que odias. Nada cambiará si continúas varado en esa situación que no te satisface porque temes asomarte al abismo de lo incierto.
10. Cuando vives obsesionado con el pasado
Espero que tarde o temprano olvides los motivos que te hicieron llorar. Confío en que no tardarás en darte cuenta de que llegó el momento de pasar página. Y que esto es incompatible con la venganza, con el resentimiento y con querer tenerlo todo -y a todos- siempre bajo tu control. Deseo que cualquier día del próximo año, y aunque no todo se haya desarrollado de la manera que tú hubieras querido, puedas mirar atrás y preguntarte con una sonrisa, "¿pero cómo he conseguido superarlo?"
¿A qué cosas dirás tú adiós este año?