Sin embargo, es curioso observar como, a pesar de la decadencia sistémica que padecen, estos espacios siguen teniendo un alto valor simbólico para muchas personas y siguen siendo un punto esencial de la vida en las ciudades. Algunos, por su claro valor patrimonial – material o inmaterial- y por su importancia en la memoria colectiva, otros, por su posición estratégica en la trama urbana o por la inercia que todavía conservan sus comercios tradicionales.
Cuando nos preguntamos por la función del mercado, la reflexión rápidamente se traslada al ámbito de lo cotidiano, al ámbito en el que lo doméstico se cruza con la ciudad – la conciliación de tareas productivas y reproductivas, los tiempos personales y de traslados, las relaciones de confianza entre el comerciante y el consumidor, etc.- e inmediatamente después, salta a una esfera comunitaria, que nos permite valorar los modelos de consumo, el mercado como espacio municipal para garantizar el abastecimiento de calidad, la oferta de producto de proximidad o el cuidado medioambiental.
Es imprescindible entender, por tanto, el espacio del mercado como un espacio de interés colectivo, un recurso público que debería formar parte de la red de activos para la salud, los cuidados y la convivencia. Este es, probablemente, el mayor potencial que lo diferencia de otras superficies comerciales: el mercado como un espacio de consumo de proximidad, pero también de encuentro social, de intercambio, de aprendizaje colectivo y un gran motor para avanzar conjuntamente (consumidor, comerciante e incluso productor) hacia modos de consumo y producción más sostenibles y responsables.
Distintas propuestas en los últimos años han tratado de potenciar los mercados de abastos incluyendo nuevas actividades (grandes comercios tractores, hostelería), aunque es importante tener en cuenta que el equilibrio entre la actividad tradicional y la incorporación de otras nuevas, más atractivas, no es sencillo. Los ejemplos más dolorosos han transformado los mercados en espacios destinados únicamente al ocio gastronómico, donde el comercio de proximidad no puede sino desaparecer.
Pero las opciones de transformación de los mercados son diversas y es necesario plantear procesos que las analicen, desde una perspectiva compleja y creativa, teniendo en cuenta los diferentes intereses económicos, sociales, urbanísticos o ambientales que entran en juego y permitiendo desarrollar soluciones singulares para afrontar problemáticas tan compartidas.
¡El Mercado se llena de barrio!
El Mercado de Las Delicias de Valladolid es un ejemplo de mercado municipal con una inercia desfavorable. Con 17 de sus 37 puestos cerrados -y una autoestima en declive- necesita ser repensado e impulsado. De la mano del Ayuntamiento de Valladolid y gracias a la colaboración activa del tejido comercial, asociativo y sociocultural de la zona, hemos desarrollado un proyecto que busca reflexionar sobre la función que juega el mercado en la ciudad a través de una serie de acciones de dinamización que han comenzado a movilizarlo y que nos han permitido testear y valorar propuestas y posibles transformaciones.
Se trata de un proyecto que combina la reflexión crítica y creativa con el impacto de la acción a corto plazo, a través de un proceso de reflexión-acción con los distintos agentes que viven el día a día del mercado, o que podrían vivirlo: comerciantes y personas usuarias, asociaciones vecinales, personal municipal, entidades sociales, culturales y artísticas del barrio y de la ciudad, productores locales, etc.
Pensar haciendo y hacer pensando
- para el encuentro e intercambio social, económico y cultural del barrio.
- para la calidad de vida cotidiana de vecinas y vecinos.
- para el impulso de modos de consumos de cercanía, más responsables y sostenibles.
- para dar soporte a actividades e iniciativas y generar sinergias entre distintas actividades económicas, sociales, culturales.
Así, pudimos hablar de la flexibilidad horaria del mercado, de la optimización de recursos y espacios disponibles, de la versatilidad de los locales y el posible uso temporal de los mismos, de la diversidad de actividades comerciales y no comerciales, del mercado como espacio para el consumo "kilómetro 0" y para la pedagogía alrededor de los productos y los modos de producción, etc.
Durante las semanas navideñas, los puestos vacíos del mercado abrieron sus verjas y se transformaron en escenarios para actividades infantiles, productos de proximidad, talleres de economía circular, actuaciones artísticas, exposiciones sobre la historia del barrio, espacios de intercambio de libros y de ropa, y otras actividades de interés tanto para las personas que habitualmente compran en el mercado como para las que todavía no lo hacen.
Tras estas semanas de actividad, será necesario volver a reflexionar, valorar los resultados y construir propuestas que, desde un marco más amplio, aborden la transformación y activación permanente de los mercados municipales.
Más información
El mercado se llena de barrio' es un proyecto piloto para la reactivación del Mercado municipal de Las Delicias en Valladolid ha sido una iniciativa impulsada por la Concejalía de Desarrollo Económico, Empleo, Innovación y Comercio del Ayuntamiento de Valladolid y ejecutada por Paisaje Transversal.
Puedes consultar más detalles sobre el proyecto aquí.
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: Panel de trbaajo para la ideación colectiva de estrategias de dinamización comercial del mercado (fuente: Paisaje Transversal)
Imágenes 2 y 4: Actividades en el mercado durante el proyecto (fuente: Sonia Vizcaya)
Imagen 3: Plano del mercado municipal de Las Delicias en Valladolid (