Todos sabemos de la importancia de llevar una alimentación saludable y equilibrada. Pero, ¿le damos al asunto la consideración que realmente merece?. ¿Lo llevamos a la práctica?. ¿Comemos en nuestros hogares de forma saludable?
Sabemos que el tabaco es perjudicial para la salud y que aumenta el riesgo de padecer numerosas enfermedades y que su consumo disminuye la esperanza y la calidad de vida. Pero cuando hablamos sobre los malos hábitos alimenticios esta percepción clara del riesgo asociado no es tan apreciada por la mayoría de las personas. En muchas ocasiones el llevar una mala alimentación se banaliza con todo tipo de justificaciones.
Debemos mejorar nuestros hábitos de alimentación
Y es que hay que tomárselo muy en serio. Un estudio realizado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas de Barcelona reveló que de seguirse las tendencias actuales, un 80 % de los hombres y un 55 % de las mujeres presentará obesidad o sobrepeso en el año 2030. Unas cifras realmente preocupantes.
Esto se ha convertido en un problema de salud pública cada vez más preocupante. Y no solo afecta a la población adulta. Otro estudio sobre obesidad infantil publicado el pasado mes de mayo reveló que el 4 % de los niños españoles es obeso, mientras que en algunos países como Suecia esta tasa no supera el 1 %.
Tanto la obesidad como el sobrepeso infantil han ido aumentando durante las últimas décadas, siendo los alimentos ultraprocesados, los alimentos con altos contenidos de azúcares y las dietas poco planificadas y saludables algunos de los responsables.
Es importante que los niños lleven una alimentación saludable que les proporcione los nutrientes, vitaminas, calcio y ácidos omega 3 necesarios para su correcto desarrollo y crecimiento. En este artículo podéis encontrar más información sobre este tema. Pero algo está fallando en nuestros hogares cuando tenemos estas tasas tan alarmantes de obesidad infantil.
La importancia de los primeros 1000 días
UNICEF lleva tiempo informando sobre la importancia de los primeros 1000 días en la vida de los niños. Esta etapa de la primera infancia que comprende desde el embarazo hasta los tres años de vida sentará las bases del resto de la vida.
En este período de la vida el cerebro experimenta un crecimiento único. Este crecimiento y desarrollo cerebral está determinado en gran parte por una buena nutrición. Aunque no es el único factor, también la experimentación y la vivencia de experiencias emocionales enriquecedoras son importantes.
La nutrición, la salud, el cuidado y la protección en esta etapa tendrán efectos que perdurarán durante toda la vida.
Alimentación saludable en familia
¿Cómo comemos en casa? Con estas cifras de obesidad infantil en nuestro país, quizá sea el momento de hacer revisión de nuestros hábitos. Abramos nuestros frigoríficos, congeladores y despensas. Analicemos los productos que compramos y por lo tanto los productos que consumimos en familia.
Si los productos ultraprocesados, los ricos en grasas y azúcares, los refrescos o la bollería superan a los productos frescos, carnes, verduras, legumbres, está claro que hay que empezar a actuar.
Ya hemos visto como la alimentación es muy importante para el crecimiento y el desarrollo infantil. Además durante esta etapa es cuando se forjan los hábitos alimentarios. Un niño que crece comiendo sano y equilibrado mantendrá esos hábitos durante el resto de su vida.
Por tanto, la familia será uno de los factores que más influyen en la alimentación infantil.
10 consejos para conseguir una alimentación saludable en familia
- La familia es el principal referente en la alimentación. Si nuestros hijos nos ven tomar frutas y verduras variadas y a diario, ellos también terminarán haciéndolo. Es normal que a veces rechacen algunas o se resistan a probar sabores nuevos. Tengamos paciencia y démosles la oportunidad de que poco a poco se vayan acostumbrando.
- Basa la alimentación familiar en alimentos de origen vegetal como frutas, hortalizas, pan, pasta, legumbres y aceite de oliva. Y seleccionemos los alimentos de origen animal que tengan menos grasas y no estén procesados.
- Que al menos el 50 % de nuestros platos estén compuestos por verduras.
- Planifica el menú semanal. Sigamos horarios regulares en las comidas y evita la improvisación. Cuando el tiempo se nos echa encima y no sabemos qué comer en la mayoría de las ocasiones terminamos haciendo una comida rápida, utilizando alimentos que promueven hábitos alimentarios no recomendables.
- Tomar las frutas enteras en lugar de frutos o batidos.
- Evita tener en casa alimentos ricos en azúcar y en grasas poco saludables, tales como bollería, bebidas azucaradas, zumos, comidas rápidas, aperitivos fritos y salados. Si no los tenemos a nuestro alcance no los consumiremos.
- Que el agua sea nuestra bebida habitual, durante las comidas y fuera de ellas.
- Incluye en vuestros menús semanales recetas de la dieta mediterránea, especialmente aquellas que incluyen legumbres, pescados, arroz, frutos secos, huevos y verduras.
- No utilices los alimentos como castigo o como premio.
- Haz que tus hijos participen en la planificación del menú y en las compras. Cocinar con nuestros hijos tiene múltiples beneficios. Aprenderán más sobre los alimentos y estarán más dispuestos a probar comidas y sabores nuevos.
¿Y un capricho de vez en cuando?
A mí siempre me ha preocupado mucho el ofrecer a mis hijos una alimentación sana, equilibrada y variada.
Cuando aparecieron los alergias alimentarias de mi hijo mayor planificar el menú familiar fue aún más complicado. Seguíamos con lactancia materna en ese momento y por tanto nos recomendaron que también yo debía hacer una dieta exenta tanto de proteína de la leche de vaca como de huevo. Como en aquel momento éramos solo 3 en la familia, adaptar el menú para todos era lo más cómodo.
Así que casi sin darnos cuenta fuimos dirigiendo nuestra alimentación hacia una dieta basada en productos caseros, frescos, sin procesar.
Y aunque la mayoría de sus alergias ya las hemos superado, seguimos intentando mantener una alimentación saludable.
¿No hacemos ninguna excepción? Pues sí lo hacemos, de vez en cuando. Los fines de semana a veces desayunamos churros, algún día comemos pizza o patatas fritas. De vez en cuando nos tomamos un helado o una bolsa de gusanitos. En los cumpleaños y las celebraciones hacemos tartas y bizcochos. También nos gusta hacer galletas caseras. O de tanto en tanto nos tomamos un postre azucarado.
Creo que el equilibrio está en no prohibir ningún alimento. No forman parte de nuestra dieta habitual, no los compramos ni consumimos a diario. Pero ocasionalmente y sin abusar los tomamos, porque además no tenemos ningún problema de salud que nos lo impida
Lo importante es crear unas pautas de alimentación saludables que les permitan crecer, desarrollar su actividad física y estar sanos. La salud de toda la familia empieza por una buena alimentación.
¿Qué opinión tenéis sobre este tema? ¿Lleváis una dieta saludable en vuestros hogares?