Lluevo mucho

Por Oviversai

Todo va.
Y con eso es suficiente.
Aprietas los dientes.
La mandíbula está rígida.
Un calor húmedo empieza a recorrer tus mejillas.
Lloras.
Antes decías “llueves”.
Pero todo esto tiene que quedar atrás.
Y te encuentras en lo más difícil, el interludio.
La transición.
Miedos que no sabías que tenías y, otros que no recordabas, aparecen.
Las inseguridades se alimentan a mandíbula batiente.
Se ríen de ti.
De tus debilidades.
Y tú lloras.
Llueves.
Aprietas la mandíbula.
Estás rígido.
Estás, que no es poco.

Ilustración de Andrea, @andrea_drw_