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Tras 42 días de confinamiento, seis semanas, no podía esperarse otra cosa.Multitud de familias se arrojaron a las calles olvidando distanciamientos y olvidando la prohibición de interacción social.Solo unas recomendaciones , insuficientes, ante una privación de libertad tan inédita como desconocida y prolongada .
Es una situación compleja, la angustia del encierro por un lado y por el otro, el miedo al patógeno.Sensaciones contradictorias que generan dilemas difíciles de resolver satisfactoriamente. Se optó por lo más humano que no siempre es lo mejor ante un virus con varias y distintas estrategias que no se ven o no se quieren ver.Y el tiempo transcurre esperando que una lluvia de primavera limpie cicatrices todavia clamando explicaciones y soluciones que no llegan.JLMembiela