La histeria colectiva que fomentan en sus manifestaciones rituales -romerías, peregrinaciones, bendiciones, etc.- (véase las imágenes que ilustran este comentario) y la práctica machista en su organización y comportamiento, reflejan que lo más extraordinario que tienen en común las tres grandes religiones monoteístas es que son inventos humanos (demasiados humanos, con sus características de prejuicios y prebendas) para encauzar la irracionalidad y el salvajismo propios de nuestra especie, parafraseando al filósofo North Whitehead. No obstante, con ellas muchos hallan consuelo a la orfandad existencial carente de un sentido trascendente.
La histeria colectiva que fomentan en sus manifestaciones rituales -romerías, peregrinaciones, bendiciones, etc.- (véase las imágenes que ilustran este comentario) y la práctica machista en su organización y comportamiento, reflejan que lo más extraordinario que tienen en común las tres grandes religiones monoteístas es que son inventos humanos (demasiados humanos, con sus características de prejuicios y prebendas) para encauzar la irracionalidad y el salvajismo propios de nuestra especie, parafraseando al filósofo North Whitehead. No obstante, con ellas muchos hallan consuelo a la orfandad existencial carente de un sentido trascendente.