Tras una rápida y completa exploración, tomamos unas medidas drásticas para ponerlo a tono, como un boxeador sentado en la banqueta en una la esquina del ring después de una paliza. Preparamos una estrategia de reanimación y pronuncié la famosa frase: "Nihil obstat". A trancas y barrancas fue al campo.
A mí no me gusta el fútbol aunque me hubiera gustado ver el partido por la tele,pero ese día vino una chica adolescente de 14 años por primera vez. Son visitas largas porque a los adolescentes los entrevisto a solas. Mientras lo hacía, la calle estaba paralizada y, de vez en cuando oía gritos en las casas cercanas - aunque parezca increíble- seguido del el estruendo de cohetes , señal inequívoca de que el Barça había marcado un gol. Al salir de la consulta la calle estaba invadida de coches dando bocinazos a diestro y siniestro que volvían del partido.
Para mis adentros pensé: "Bueno, el chico se lo habrá pasado bien aunque con algún apuro intestinal". Pues no; creo que recordará ese día mientras viva. Al llegar a casa me enteré que Messi había metido cuatro goles y que el jovenzuelo salió curado del partido.
Y es que Messi es mucho Messi; si el entorno no lo estropea puede ser un ídolo para la juventud. Ha logrado que los bajitos puedan jugar a fútbol con sus compañeros de clase, es educado, humilde, respetuoso, nada prepotente y generoso con los compañeros y sólo con 22 años.