Valdemoro, en la imagen botando el balón, fue la máxima anotadora del partido -FIBA/ Elio Castoria.
Nombrada los dos últimos años la MVP de la Liga femenina, Lyttle aporta a España una intimidación y una versatilidad que la selección echaba de menos desde la retirada de Betty Cebrián. Hasta el 26 de junio era ciudadana de la isla caribeña de San Vicente y las Granadinas. Ese día se nacionalizó, una propuesta de su club, Perfumerías Avenida, y se le abrieron las puertas abiertas de la selección de par en par. Lyttle no jugó ni un solo amistoso de pretemporada porque estaba jugando la WNBA, donde su equipo, Atlanta Dream, fue finalista. Y contra Mali se estrenó antes de la previsto: a los 2m 35s por las dos personas de Cindy Lima, una mina en los rebotes, pero a la que ha veces se le cruzan los cables. 13 puntos y siete rebotes fue el balance de Lyttle en su primer partido con España.
La única ventaja
El partido fue también muy especial para Marta Fernández, que no jugaba un encuentro oficial con la selección desde el Mundial de Brasil de 2006, pues durante su periplo como seleccionador Evaristo Pérez no supo (o no quiso) hacerle un hueco entre las convocadas. Incluso llegó a decir que era una pieza que no encajaba en el puzzle. La salida de Pérez y la llegada al banquillo de Hernández anunciaba el regreso de Fernández, a la que ha entrenado este año en el Wisla Can Park de Polonia. Es una de las jugadoras que mejor juega los contraataques de Europa y no tenía sentido que viera los partidos de España desde su casa. Su partido, eso sí, fue normalito con cuatro puntos y tres asistencias. No lo notó el grupo ante un rival que sólo tuvo una ventaja (5-4 a los 2m 35s), cuando Diawara aprovechó uno de los tiros libres tras al segunda personal de Lima. La respuesta, casi instantánea, llegó de la mano de Amaya Valdemoro, la institución de la selección, la líder de la última década, pero quizás también, de rebote, una de las más cuestionadas en ciertos momentos. La ex jugadora del Ros Casares y fichaje de relumbrón del Rivas Ecópolis fue la mejor con 18 puntos y un 4/6 en triples.
Con los tiros de tres solucionó España algún momento de relajación, inevitable, ante un rival que cedía 13-41 al descanso, con una actuación insuficiente de su estrella, Djénébou Sissoko (12 puntos, aunque fue la única en superar la barrera de los seis puntos) y que sólo mejoró en el tramo final con un parcial de 6-0 que hizo enfadar a Hernández. La canasta al límite de la posesión de Alba Torrens, a la que le faltan un par de telediarios para ser la referente del grupo, y el triple final, también sobre la bocina, de Laia Palau, que también jugó de base con Elisa Aguilar y Nuria Fernández en el banquillo, despidieron un partido en el que la selección cumplió con su comedido. El lógico: el triunfo holgado.
Mali (7+6+10+13) 36: Gandega (2), Traore (4), Tirera (2), Coulibaly (2) y Diawara (6) –quinteto inicial–, Touré, Maiga, Bagayoko, Maiga Ba (6), Dabo, Diakite (2), Sissoko (12) España (15+26+24+15) 80: Fernández (4), Lima (2), Palau (8), Montañana (10), Valdemoro (18) –quinteto inicial–, Aguilar (3), Martínez (3), Lyttle (13), Nicholls (2), Cruz (6) y Torrens (11).