“lo Invisible De La Educación” – Catarsis Personal

Publicado el 19 noviembre 2018 por Carlosgu82

Durante estos 15 años de trabajo en la educación, siempre tuve una idea dando vuelta en la cabeza. Bueno, más que una idea era una especie de duda, reflexión. Algo dentro mío necesitaba manifestarse pero no encontraba la manera y tampoco sabía realmente qué era exactamente.

A medida que transcurrían los años, yo iba cambiando mi manera de ver el mundo, de entenderlo y de comprenderlo, pero principalmente mi sentir iba modificándose.

Ya no era la misma adolescente que comenzó a sus 19 años a trabajar en el colegio, ya era una joven diplomada con varios años de experiencia. Tenía mi propia manera de comprender la educación pero aún no la manera de llevarla a cabo.

Como en todos los ámbitos de la sociedad hay una estructura que nos encarcela (claro, si lo permitimos y si así deseamos ejercer nuestra función) fue así que en  2016 algo en mí cambió. Algo ya no venía encajando y en esa época tuve un gran despertar en todas mis realidades.

Descubrí que yo no estaba en el aula para hacer cumplir el currículo escolar, yo no estaba ahí para pararme delante de los niños y enseñar. Yo estaba y estoy para educar. ¿pero educar en qué se preguntaran? Si los contenidos ya están estipulados para cada año y deberían cumplirse como tal.

Educar en su más amplio sentido, en el sentido de nuestra relación con el todo. Pero no un todo que implique matemática, lenguaje, ciencias y más. Un todo en relación a la vida misma de cada uno. Educarlos como seres independientes teniendo en cuenta sus emociones, ayudándolos a comprenderse, brindando estrategias que salgan desde la empatía, del amor, de la comprensión, contención y respeto hacia ellos.

Para eso nunca me formaron…

La vida misma me formó con sus golpes, caídas , logros y progresos. De eso se trata, somos individuos viviendo una experiencia en este mundo, más que nada debemos acompañarlos a transitarlo, reconociendo sus realidades, sus carencias y majestuosidades.  Reconociendo en el otro, a una persona que como nosotros tiene sus fortalezas y debilidades. Respetando a nuestra humanidad. A mi gusto falta una pizca más de empatía en esta salsa que es la educación.  Los tiempos han cambiado, las necesidades de las personas también, cada vez estamos más aislados en una sociedad que se tilda de estar en conexión constante.

Volvamos a nuestras raíces, valoremos lo esencial de nuestra vida, recordemos quienes somos y a qué vinimos. Hagamos de nuestros días una historia que merezca ser contada, vivida y recordada.

Somos más que tabulas rasas prontas para que ajenos escriban en nosotros la historia que decidan. Abramos los ojos, elijamos realmente lo que queremos para nosotros de acuerdo a nuestra evolución. Vibremos desde nuestro interior y hagamos que el mundo escuche nuestro latir.

La educación es más que enseñar, cualquiera puede enseñar. Prioricemos nuestra labor, sintiendo en cada niño la pulsación de su ser. ¡Honrémoslos!