Empecemos por el principio... En el aeropuerto lucí este equipo...
Pero lo interesante fue lo que pasó al abordar el vuelo. Nos habían asignado asientos en la fila 4, la primera después de bussines, un lujo. Claro que todo puede fallar... Al rato de acomodarnos, la comisario de a bordo nos pidió si podíamos cambiarnos porque esos lugares están reservados a personas con movilidad reducida y los necesitaban para dos pasajeros en esas condiciones. Con Lucre accedimos enseguida y nos ubicamos en la fila 7 hasta que apareció el ocupante de uno de esos lugares. Ante el pedido del personal de la aerolínea para que nos lo cediera, el hombre se negó a cambiar de asiento con la excusa de que al llegar "tenía que salir rápido para ir a trabajar". ¿Resultado? La comisario de a bordo nos ubicó a Lucre y a mí en bussines ante la mirada desconcertada del egoísta que se empacó en no ceder su lugar... La ley de las compensaciones o un caso de karma instantáneo, no creen?
Ahora sí, los looks. Como verán, en cada escenario lucí algo de lo que llevé, aunque el hecho de compartir valija con Lucre hizo que sumara alguna de sus prendas para redondear cada outfit. El calzado no fue un impedimento para las salidas programadas, tal como les comenté el otro día, nuestros pies están habituados a estos martirios...ja!
De día...
De noche...
El tema partido merece un párrafo aparte... Salimos el domingo de Purmamarca con un sol radiante y calor; con Lucre nos sentíamos muy cómodas luciendo los outfits elegidos. Pero al llegar a San Salvador de Jujuy, fuimos recibidas por una persistente llovizna y 15° de temperatura. ¡Horror! La solución llegó por una inspiración divina de mi hermana: compremos medias, me dijo; y así hicimos. Pese al rechazo que nos provoca el uso de panties, esta vez las Silvana Fresh nos salvaron. Una vez en la cancha nos olvidamos del asunto y vimos el partido -el 1er. tiempo en plateas que nos regalaron- el segundo en la popular. Pero pese al aliento de la hinchada, nuestro equipo perdió y nos fuimos del estadio con las manos vacías... Esa fue la única nota gris de la estadía jujeña...
¿Qué me dejó este viaje? Una sensación de calma absoluta, con el aire de la Puna -seco y cargado de tierra- tiñendo todo de rojizo; el disfrute de paisajes únicos; gente encantadora y mucho para reflexionar. De casualidad me llevé para leer el libro "Las voces del desierto" de Marlo Morgan que habla mucho de la necesidad de conectarse con uno mismo, desprenderse de lo material y buscar un equilibrio con el universo. Ahí me dí cuenta de que con el tema de la mudanza apareció gran cantidad de cosas que no uso, que no necesito y que acumulan energía innecesaria. Si bien suelo donar muy seguido a distintas organizaciones y a gente conocida, decidí armar cajas con prendas y objetos para llevar a la Casa de la Pcia. de Jujuy ya que seguro serán de mucha más utilidad por aquellos lugares. Viendo la ausencia de espíritu consumista en la gente de allí comprendí que otras elecciones son posibles y que más allá del entorno en que nos movemos y de las actividades que realizamos, se puede -y debe- andar más liviano por la vida. Como digo siempre, las enseñanzas de los viajes son el mejor regalo que podemos recibir, no les parece?
Para el regreso
Espero que el post les haya gustado, aguardo como siempre sus comentarios y opiniones, nos leemos! Buen miércoles:>