Lo más divertido. Anécdotas de pianistas, II

Publicado el 07 octubre 2017 por Agustin @TecleaTeCrea
Haciendo una gira de conciertos de solista con orquesta por diversos teatros y auditorios, excepto en esta ocasión que fue en una iglesia, recuerdo que cuando salimos el director y yo al escenario nos dimos cuenta, con gran asombro, de que el piano no estaba. Dimos media vuelta por donde habíamos venido y a esperar. Cuando nos comunicaron que todo estaba preparado, volvimos a salir y comprobamos que el piano no estaba colocado en su sitio habitual. Un tanto perplejo bajé fuera del escenario y me dirigí hacia el púlpito; allí abajo estaba colocado bastante lejos de donde se encontraba la orquesta. Quiero apuntar que hasta el simple acto de sentarme en la banqueta, fue delicado para mi salud física, pues tuve que inclinarme para no golpearme la cabeza con la base del púlpito. Aquí no acaba todo esto pues, una vez acabado el concierto, se me acercan algunas personas y me comentan que, durante el concierto, el público visionó como una anciana con torpes andares, iba directa hacia mí y, a unos pocos metros de mí, la pararon; lo que quería era preguntarme a qué hora empezaba la misa. PEDRO SALVATIERRA En mis comienzos como músico, en una ocasión cuando llegué al lugar de la actuación con un grupo de cantantes a los que iba a acompañar el concierto, comprobé que no había piano y el organizador nos preguntó sorprendido si no lo llevábamos nosotros.   AURELIO VIRIBAY Bueno! La verdad es que tengo un montón de anécdotas, pero ahora mismo me viene a la cabeza una en la que Sole Giménez y yo estábamos en un programa de radio en directo en un Auditorio y con público. Teníamos que interpretar dos temas solamente y a mí me habían puesto un piano eléctrico. En el segundo tema recuerdo que el piano dejó de sonar y Sole y yo nos miramos por un segundo sin saber muy bien que hacer, pero debido a que estábamos en directo seguimos adelante.
Luego nos dijeron que solo había desaparecido el sonido del piano en el Auditorio pero en la radio había funcionado normal. Lo cierto es que fue una experiencia insólita para mí tocar un tema casi entero sin escuchar nada el piano y para Sole Giménez poder cantar sin escucharlo y mantener la afinación. A veces nos reímos al recordarlo aunque en su momento creo que no nos hizo tanta gracia RICARDO BELDA
Hace poco toqué para la prestigiosa sala de “Amici del Loggione del Teatro alla Scala” en Milán. Cuando terminé el concierto se me acercó el presidente de la Fundación Wagneriana y me invitó a unas masterclasses en Cuba. Yo acepté pensando que iría a participar a un curso, pero cuál fue mi sorpresa cuando entiendo que era yo quién tenía que dar las master classes a jóvenes músicos en Cuba. El proyecto sigue en marcha.  ANDREA GONZÁLEZ