El cielo se notaba de un azul intenso iluminado por los rayos del sol de la mañana; Lorena llegaba tarde al desayuno que tenían todos los jueves en una sencilla pero, acogedora cafetería donde la esperaban sus compañeras de trabajo en tanto que ellas habían pedido un desayuno energético para aguantar la jornada de trabajo, Lorena saludó y se sentó para de inmediato pedir un café frappe cargado de nata montada con sirope de caramelo acompañado de un buen trozo de mousse de arándanos con cobertura de chocolate. Sus compañeras quedaron atónitas por el desayuno repleto de calorías y falto de nutrientes que había pedido, pero no dijeron nada.
En una ocasión Mauricio su amigo le dijo -Lorena me entra curiosidad que de un tiempo acá tu alimentación que era en extremo nutritiva y bien equilibrada, ahora está basada en comida basura; ella le comentó -de ello estoy consciente, toda mi vida la he llevado de una manera muy disciplinada, mi dieta diaria era combinar perfectamente mis alimentos, evitar todo lo referente a dulces, chocolate y grasas saturadas; me acostumbré pero eso no quiere decir que no lo deseara, siempre tenía ese impulso dentro de mi para poder zamparme un trozo de tarta de chocolate, helado o patatas fritas, más sin embargo lo evitaba a toda costa porque no convenía a mi salud, he podido ver a través de un cáncer que he padecido que mi perspectiva de la vida ha cambiado y ahora la veo desde otro punto de vista más sencillo, es buena la disciplina llevándola en un punto de equilibrio, para poder convivir con todas aquellas personas con las que me siento a la mesa a comer para compartir un momento grato, sin tener la ansiedad de que los alimentos no están bien combinados. Lo más importante es ese momento que tengo de reunión, las personas, el lugar, lo que está puesto sobre la mesa, el buen ambiente para disfrutar y ser un rato feliz, eso es sacar jugo a la misma vida, ya que estos momentos quizá no vuelvan.
Estos momentos quizá ya no vuelvan
Mónica Núñez Soberanes.