Este año que termina no ha sido muy abundante para mí en cuanto a descubrimientos musicales. Podría resumirlo diciendo que he dejado de lado los nuevos lanzamientos para centrarme en saldar cuentas pendientes con vacas sagradas a las que nunca presté la atención necesaria. Así, me doy cuenta de que apenas me suenan los discos que copan las listas con lo mejor de 2013 según tal o cual revista. El año finaliza marcado para mi por el descubrimiento personal de Elvis Costello gracias a la insistencia del amigo Mansion. Bien es cierto que tardé bastante en apreciar su música, pero a fuerza de insistir con sus primeros discos me he escuchado a estas alturas la friolera de once o doce de sus trabajos.
Yo no tenía planeado participar en una entrada resumen, pero haciendo balance he encontrado tres discos que me gustaría destacar de lo poco novedoso que he podido escuchar este año. Teniendo en cuenta que para mí ha sido un año de revisión musical, resulta consecuente que los tres trabajos que voy a nombrar sean de viejos conocidos por estos lares.
A estas alturas de la película, me ha sorprendido gratamente lo bien que lo ha tratado la crítica musical en líneas generales. NEW es una amalgama de lo mejor que McCartney ha sabido hacer a lo largo de toda su carrera en solitario. Algunos seguidores del músico lo acusan de aparentar una modernidad en su sonido que ya no le corresponde y otros de autoplagiarse en cada canción. Yo digo que no hace falta buscarle tres píes al gato y que lo importante es disfrutar de las nuevas melodías que McCartney aún nos ofrece con 71 años.
Uno de los regresos más esperados para los aficionados al pop de altos vuelos. Paddy McAloon se ponía manos a la obra presionado por su discográfica para obsequiarnos con uno de los discos más contundentes de Prefab Sprout (que ya es decir). Crimson/Red es un álbum repleto de obras maestras melódicas que reivindica como autor a uno de los compositores más importantes de las últimas décadas. Aquellos que nunca perdimos la fe en Prefab Sprout nos hemos visto recompensados con el mejor de los regalos posible. Ojalá el genio de McAloon se prodigue más en los próximos años.
El mejor trabajo de 2013 es para mí el último álbum de Josh Rouse. Recuerdo escucharlo por primera vez mientras conducía de madrugada para ir a trabajar y no poder creerme lo que sonaba por los altavoces. ¿Había vuelto de verdad a la senda correcta? Era difícil de creer cuando el choque cultural con nuestro país le había hecho publicar los dos peores trabajos de toda su carrera. The Happiness Waltz sin embargo es la mezcla perfecta entre las melodías de Nashville y las texturas de un álbum como 1972. Josh Rouse es mi músico de referencia actual y reencontrarme con toda su magia ha sido de lo más emocionante de este año.
Bruno
Pensaba que apenas había oído música de este año, pero al echar la vista atrás veo que son más de los que creía. De todos modos tengo muchos pendientes, sobre todo por insistentes recomendaciones de buenas fuentes... Siempre es difícil hacer criba y quedarse con "lo mejor" de todo un año, pero puestos a hacerlo elegimos la siguiente terna:
El canadiense vuelve a su sonido más clásico y regresa regalándonos esta colección de bellas canciones con sugerentes melodías marca de la casa, aunque con un punto más melancólico que en sus últimos trabajos. Con una producción más cálida y espontánea de suaves arreglos que incluyen aquí y allá cuerdas y vientos, guitarras acústicas y suaves percusiones, las canciones de Sexsmith se ven sin duda realzadas: a destacar la emotiva Lost in thought, la alegre y contagiosa Snake Road, la suave y folkie Sneak out the back door y, como curiosidad, Me, myself and wine y sus arreglos con sabor a New Orleans
El señor Everett nos sorprendía este año con un nuevo disco de altura, sobre todo teniendo en cuenta que sus últimos trabajos habían sido un tanto más discretos. Volviendo a sus orígenes, con cajas de ritmos y bases electrónicas, con guitarras sucias y mucha mucha rabia; como siempre, tan genial como impredecible. En este Wonderful, Glorious encontramos grandes canciones que funcionan muy bien también como álbum, resultando un trabajo redondo. En él encontramos temazos como la potente Kinda Fuzzy, el pegadizo single Peach Blossom, la frágil True Originals o la efectiva On the Ropes, que enganchan, seducen y demuestran que la creatividad de Eels sigue intacta.
De nuevo un disco al que dedicarle tiempo y que, a su vez, se toma su tiempo: al igual que Gentle Spirit ronda los 80 minutos, así que para degustarlo debidamente más vale ponerse cómodo y dejarse llevar por sus dulces melodías, hipnóticas atmósferas y majestuosos arreglos. Grandes pesos pesados se vislumbran aquí y allá (Petty, Young, los Floyd) y otros colaboran en algunos temas (Crosby, Nash, Browne). Muy en la línea de su predecesor, sin embargo este Fanfare presenta una mejor colección de canciones: Dear friend, Love to love, Cecil Taylor o Fazon. Un disco que nos remonta a otra época.