Así que llegó el momento de hacer un balance. Luego de revisar todos los libros leídos y de recordar experiencias de lectura, acá ofrezco una lista con aquellos que este año se llevaron una puntuación de cinco estrellas, sin ningún tipo de orden:1. Siete llaves para valorar las historias infantiles, Teresa Colomer.Era de esperarse que en esta lista hubiese un libro fruto de la maestría. Este texto nos lo enviaron como lectura crítica obligatoria de una de las materias y, a lo largo del bimestre, fuimos leyendo cada capítulo para trabajarlo. Este texto ofrece las claves esenciales para analizar libros infantiles y juveniles con una claridad asombrosa, con ejemplos de análisis que son espectaculares y con un sustento teórico que le da solidez a todo. Impresionante y muy entretenido.
3. La trilogía de Nueva York, Paul Auster.El gusto del año, porque me tomé como misión personal leer estas novelas antes de viajar a Nueva York (¿Para disfrutar más? ¿Para entrar en el clima neoyorquino? Todo vale).Por suerte no solo me encontré con la ciudad viva entre estas páginas sino también una clase magistral del arte de la ficción, el doble y la duplicación, y los límites difusos entre vida y ficción.
4. El pobre de Asís, Nikos Kazantzakis.Un préstamo, un regalo, que me acompañó todo el verano pasado, me hizo recordar el viaje a Asís y, sobre todo, me sumergió en el misterio de la vida de Francisco y de su entusiasmo y entrega. No, no es una biografía común, Kazantzakis tiene un modo muy peculiar de crear climas y ambientes, y ahí está la gracia.
6. Stoner, John Williams.Una novela que quedó en el medio, porque la empecé en diciembre de 2016 y la terminé en enero de este año, pero que no puedo dejar de mencionarla en esta lista porque se ganó las cinco estrellas a la velocidad de la luz.Williams también da una clase magistral sobre el ritmo de la escritura, el encadenamiento de escenas, el paso del tiempo y el desarrollo de personajes. Suave y fluida y, al mismo tiempo, densa como una vida entera, Stoner fue un placer.
Pero esto no termina acá: también hubo otras lecturas que, aunque no hayan alcanzado el puntaje perfecto, sí fueron historias movilizantes, sorprendentes, escalofriantes y entretenidas, así que acá están las menciones especiales de este año:
- Nada, Janne Teller.Leída hace poquito, con reseña en el blog y todo, esta novela me arrancó el aire y me hizo atravesar una dura progresión de crueldad y sin sentido en la vida de un grupo de niños.- Siempre hemos vivido en el castillo, Shirley Jackson.
- Sin los ojos, Esteban Valentino.Una novela sencilla, delicada, que, entre otras cosas, desarrolla el ingreso a la adolescencia de una niña con un cuidado y una honestidad hermosas.
- Fundada sobre roca, Louis De Wohl.Lectura sorpresa, porque no pensé que me iba a gustar tanto. Un desarrollo de la historia de la Iglesia desde sus inicios hasta la actualidad con veracidad histórica pero, también, con pequeñas interpretaciones misionales.
Y lo último a destacar de este año es, sin duda alguna, la fabulosa posibilidad de haber conocido a David Almond, y de haberlo escuchado en una ponencia (¡Tan británico! ¡Tan tranquilo!). Por eso, las novelas que leí este año escritas por él también reciben mención: Skellig, El niño que nadaba con pirañas (ilustrado por Oliver Jeffers) y Slog's Dad (ilustrado por Dave McKean).
Fue un año muy variado, con lecturas de todo tipo y con búsquedas más potenciadas, sobre todo gracias a haber empezado a estudiar de vuelta.
Me quedo con ganas de saber cómo seguirá esto y qué maravillas y aventuras literarias traerá el 2018.
¡Feliz año!