Lo nuevo de… – Salto de Página

Publicado el 29 octubre 2014 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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Salto de Página nos tienen ganados desde hace ya tiempo. Lo decimos sin miedo ya desde el principio para que quede bien claro. Y no solo por su variado catálogo o su calidad en el mismo, sino por lo que hacen sentir a los lectores cuando publican un nuevo libro. Puede que tenga que ver con esa sensación de anticipación de saberse ante un nuevo libro de ésos que sabes que vas a adorar. Es como aquello de “Te quiero, no por ti, sino por lo que haces de mí cuando estoy contigo”, pero en esta ocasión aplicado a la literatura. Hay libros, en este caso editoriales, a las que ya te sientes unido porque sabes que publiquen lo que publiquen, instantáneamente vas a quedar enganchado a su lectura. Y sabemos que con los dos libros que os recomendamos a continuación será así.

Comenzamos con el debut como novelista de Paula Lapido y su Horror Vacui. Sinopsis: El principio es el punto. La mancha de tinta sobre el vértigo de la superficie en blanco. El principio es un tatuaje sobre un pie desnudo. El pie es de un cuerpo tendido en la acera, bajo la luz de una farola. El cuerpo tiene un rostro de ojos azules casi transparentes y la garganta rebanada. En este principio, Isaac es un tatuador que sólo consigue calmar su compulsión rellenando los espacios en blanco; sobre la piel, con la aguja, o sobre el papel, con el lápiz. Los espacios en blanco de la memoria son más difíciles de rellenar, porque de los últimos diez años conserva en su cabeza poco más que una peculiar cicatriz en forma de sierra. Pero el principio dura apenas un instante y después, como una ráfaga, se convierte en una foto de periódico, familiar y desconocida a la vez, que mira a Isaac de frente. Se convierte en una mujer vestida de rojo y en decenas, cientos de hojas de papel amarillo a rayas, en autómatas que parecen de carne y hueso y en secretos que nunca sabrá del todo si pertenecen a las vidas de otros o a la suya propia. Entre todos ellos Isaac avanzará a ciegas, tanteando los límites de su memoria en busca de algo que ni siquiera está seguro de querer encontrar y logrando así, tal vez, dejar atrás para siempre el vacío. Con este brillante debut como novelista, Paula Lapido reinterpreta la tradición del género y nos sumerge en un universo plagado de guiños a Philip K. Dick, David Lynch o Paul Auster pero siempre propio y poderosamente seductor.

Novela de misterio, de asesinos, de memorias vacías. Podríamos resumirlo en esos tres puntos, pero en realidad nos quedamos bastante cortos. Todo el mundo parece sospechoso en esta trama, lo cual nos mantendrá en vilo durante su lectura, algo que nos encanta a los lectores apasionados de este género en particular. Tenemos de fondo el problema de Isaac, no poder recordar tu vida pasada es simplemente angustiante. Éste, como para intentar rellenar esos huecos vacíos de su memoria, rellena cualquier espacio en blanco que vea. Una prosa a la que todavía no estamos acostumbrados y es por ello por lo que al principio notamos desconcierto, pero que no tenemos duda de que tendremos más de Lapido próximamente.


La otra novedad que destacamos es la de Los últimos, de Juan Carlos Márquez. Sinopsis: Un grupo de supervivientes vaga por una Tierra devastada, eludiendo una misteriosa amenaza, hasta encontrar refugio en las ruinas de Disney World. Y, como corresponde tras un Apocalipsis, lo que sigue es un nuevo Génesis. Pero esta vez Adán y Eva no están solos. En las páginas de Los últimos el lector encontrará mutaciones, canibalismo, persecuciones y viajes espaciales; también unos personajes que intentan preservar su humanidad en un marco extremadamente hostil, lleno de privaciones, duelos y penalidades. Desde la original revisión de premisas arraigadas en el centro de nuestra tradición narrativa, y transitando referencias no menos evidentes a las series de televisión, el cómic y los videojuegos, Márquez resuelve una novela sorprendente y singular.

El apocalipsis, un tema recurrente en la ciencia ficción y con el que comienza este libro. Y no por ello nos vamos a encontrar con una lectura anodina ni mucho menos. Juan Carlos Márquez sabe muy bien marcar los tempos en su prosa, medir la intensidad de la narración para mantener en todo momento al lector en tensión. Puede que sea porque el fin del mundo que nos relata es mucho más factible que otros que podemos encontrar en cine o en literatura. Es por ello por lo que nos metemos de lleno en el relato. Pero también es un libro con el que inevitablemente se reflexiona, se piensa, se delibera consigo mismo y con los personajes que crea el autor.

La sensación de estar siendo atormentado por una historia es complicado que se dé, más aún si somos asiduos a lecturas de este tipo. Juan Carlos Márquez crea una historia de atmósfera tan cargada y angustiante que hay momentos en los que tenemos que cerrar el libro y coger aire para volver a su lectura.

Después de su lectura, no miraremos de igual forma al Sol, pero tampoco al resto de seres vivos.