Lo problemático del "dejemos las cosas como están" de El Ministerio del Tiempo

Publicado el 22 mayo 2020 por Dro @Drolope

Y finalmente lo hicieron: con el estreno de su cuarta temporada temporada, El Ministerio del Tiempo ha abordado de lleno uno de los temas más espinosos de su historia, y de nuestra Historia. Si pudieras viajar en el tiempo y matar a Franco, ¿lo harías? ¿Salvarías a Lorca? En un país con tantas heridas como el nuestro, con el cadáver de Lorca aún perdido como tantos otros en las cunetas, son preguntas más candentes que nunca. Y las respuestas que da la serie son, como siempre, conservadoras.
La premisa de El Ministerio del Tiempo siempre ha sido clara. La serie nos dice que "la Historia es la que es", que cualquier alteración en ella podría generar consecuencias imprevisibles y desastrosas, y que la misión de los agentes es protegerla aunque no les guste. Y algunos personajes pueden tener sus propias opiniones al respecto (la incomodidad por salvar a Franco es evidente), pero al final las bases de esa premisa siempre se cumplen a rajatabla.
La inspiración de Doctor Who en la serie de Olivares es clara. La británica ya tiene su propio episodio en el que intentan asesinar a Hitler, además de uno dedicado a Van Gogh con un "homenaje" similar al que recibe Lorca. Esto, desde luego, no es algo malo ni muchísimo menos un plagio: El Ministerio del Tiempo es una serie con gran personalidad, que hace las cosas a su manera. Como cualquier producto, bebe de otros previos. Y "lo de Lorca" no deja de ser la versión española de un dilema moral largamente explorado en ficción. Lo realmente interesante, lo que lo hace diferente, es el enfoque que deciden darle.

El "yo he ganado" de Lorca al ver que sus poemas inspiraron a Camarón y perviven en el tiempo fue muy bonito, pero también se sintió bastante forzado. Hay algo que chirría en la rapidísima resignación con que Lorca acepta su muerte. Se siente como una forma demasiado fácil de salir "airosos" de un tema increíblemente espinoso. Es difícil creer que un hombre que firmó el Manifiesto de intelectuales en apoyo al Frente Popular a inicios de 1936 "sude" tanto de la guerra, de la muerte de su mundo y de la suya propia solo porque un cantante recita sus poemas en el futuro. Ese "yo" que dice, aparte de egocéntrico y de desligarlo de todo un movimiento, encaja demasiado bien con la corriente conservadora del "no reabramos heridas y dejemos las cosas como están."
"No reabramos heridas y miremos las cosas por el lado positivo", parece querer decirnos El Ministerio del Tiempo.
La gran diferencia entre Van Gogh y Lorca es que solo uno de ellos murió asesinado por su condición sexual y orientación política. Y lo cierto es que lo que intenta hacer El Ministerio del Tiempo es precioso: los fascistas no pudieron matar su espíritu, sus palabras siguen vivas, España siempre le recordará. La intención es maravillosa y la aplaudo, pero las formas no me parecen las mejores. Siendo como es España el segundo país del mundo, tras Camboya, con más muertos perdidos en cunetas, creo que se pedía a gritos un mensaje menos conformista y más crítico con nuestro presente. Este mensaje "feel-good" que lanza la serie no deja de sentirse como una simplificación bella pero un tanto burda de un tema mucho más grande y complejo.
El Ministerio del Tiempo es una de mis imprescindibles en mi lista de mejores series españolas: tiene muchísimos méritos, nadie se lo puede negar. Pero quizá hubiera sido pertinente un mensaje más valiente y mucho más a la altura del momento histórico que estamos viviendo, con los ultraconservadores homófobos campando a sus anchas por el Congreso y el auge de los neofascismos que está sufriendo Europa. Y el momento de Lorca se siente, o al menos lo siento, como una oportunidad perdida de haber hecho una reivindicación, una crítica, mucho más profunda y aguda. Como mirar hacia otro lado. Porque me gustaría creer que él, realmente, "ganó", pero no lo siento así.

Isidro López (@Drolope)