Y nos dicen que se ha de recuperar la calle, que no debe existir Carrera Oficial o que en la misma no deberían venderse ni sillas ni palcos, para que todos los cordobeses puedan disfrutar de las procesiones y no sólo sea para los ricos; por no hablar de las afirmaciones sobre la falta de seguridad y del peligro de la zona. Un discurso que no se sostiene pero que cala, porque van a la demagogia fácil y a la mentira. Y digo que no se sostiene porque de un simple análisis se caen todas esas afirmaciones.
Para empezar porque los precios de la Carrera Oficial son bastante asequibles. Las sillas iban de 9 a 12 euros al día. Y el precio de los palcos oscilaba entre los 300 euros de los ubicados en la calle a los 350 euros los del Patio de los Naranjos; precio que incluía las 6 sillas de cada palco, por lo que el precio de una silla en palco para toda la Semana Santa era de 50 euros. Pero es que además esta Semana Santa se ha podido acceder a Carrera Oficial de manera gratuita, ya que el Cabildo (propietario de recinto) había dispuesto un aforo de hasta 1920 personas para que se accediera a la Carrera Oficial de manera libre y gratuita; aforo que no se ha cubierto ninguno de los días ni en un 25 %. Y que no me digan que llegar al Patio de los Naranjos era complicado, pues se habían dispuesto 4 accesos, por las calles Velázquez Bosco, Céspedes, Encarnación y Martínez Rucker. Y respecto a la seguridad en la zona, según parece ha sido una de las semanas santas más tranquilas en la zona de Carrera Oficial. De hecho, cualquier día con gran afluencia de turistas en la judería hay más aglomeración de personas sin ningún dispositivo de seguridad como el de esta pasada semana.
Así las cosas, queda claro que en la crítica, en la forma de exponerla y en las propuestas que se hacen, lo que realmente se busca es perjudicar a la Semana Santa de Córdoba.