Emocionar, conectar, divertir, jugar, sorprender y comunicar son los grandes objetivos con los que se plantea una acción publicitaria. Una aventura homérica teniendo en cuenta las dificultades del caso y las restricciones habituales de presupuesto. Hoy me he tropezado con este spot de Skoda, capaz de conectar desde el primer segundo con cualquier espectador y con todos los requisitos para consolidar la marca como una lovemark (me incluyo entre esos espectadores, fieles seguidores de Skoda a partir de ahora). El recurso principal que utiliza no es novedoso. El test de atención del oso y los jugadores de baloncesto (que se sigue estudiando en las facultades de Ciencias de la Información -doy fe- desde hace más de 10 años o Test de Atención Selectiva) ya evidenciaba dos cosas: la primera y más importante, que una dinámica lúdica favorece la percepción positiva de cualquier mensaje y por lo tanto los spots debían hacer uso de este gran aliado. La segunda: que la atención excesiva en un detalle, demuestra la pérdida de atención al contexto general.
Poned a prueba vuestra atención y por qué no vuestra capacidad de empatizar con las marcas. Aquí os dejo una brillante ejecución que lo ilustra perfectamente.