Lo que dejó el debate de los candidatos a gobernador de Mendoza en Canal 9

Publicado el 21 octubre 2011 por Mariosimonovich

La comunicación verbal -lo que dijeron los candidatos- hace al 35% del mensaje que le llegó a los mendocinos en Canal 9. El 65% restante lo hace la comunicación no verbal: gestos, miradas, actitudes y otros. Anoche debatieron -en realidad no fue un debate, sino que una serie de "exposiciones"- los candidatos Pérez, Iglesias, Ordoñez, Gaido, Santarelli, Del Caño y Rosales. Cada uno habló de lo que propone, en forma separada, en seguridad, economía, gasto público, viviendas y otros.
La comunicación no verbal dejó mal parado a los candidatos que no tienen el ejercicio de salir en los medios de comunicación -en este sentido, por ejemplo, el gremialista Ordoñez y el periodista Rosales demostraron soltura y seguridad en sus discursos-. En el otro extremo quedaron Iglesias -que era más suelto cuando fue gobernador hace 8 años y Gaido, que se nota que es un hombre que trabaja, toma decisiones y encara ambas cosas con madurez y realismo, características que podrían expresarse mejor con una sonrisa, pero la falta de horas de televisión hizo que los nervios se impongan, en este caso, a los resultados positivos de la experiencia (siempre refiriéndonos a lo que es la comunicación no verbal). En tanto que Santarelli, si bien no se mostró demasiado suelto con las cámaras, sí transmitió una imagen de humildad y de hombre común, que fue lo que en su momento le hizo sumar puntos a Cobos: el identificarse con la gente y no con el político. Mientras que Del Caño empezó muy bien su exposición, pero su nazismo intelectual de Ciencias Políticas, intolerancia y odio a los que piensan distinto de esa izquierda chavista y soviética, más las graves mentiras -como afirmar que quienes rechazan el aborto están a favor de la muerte de mujeres que hacen abortos clandestinos, o de acusar a monseñor Arancibia de ser dueño de escuelas que reciben multitudinarias cifras del Estado- y los argumentos pobres para explicar cómo logrará que los hospitales funcionen mejor (robándole el dinero a Cartellone, concretamente, un método comunista que fracasó en todo el mundo: de hecho que los países que mejor le van en el mundo tienen una economía basada en la producción y no en robarle al que más tiene), lo terminaron por definir como un candidato sin respuestas que sean soluciones de fondo y para el bien de todos. En este sentido, el duhaldista Gaido le dio una buena lección de "baño de la realidad" cuando refutó su teoría de afanarle guita a los empresarios para que se acabe el empleo en negro, al expresarle que "hay trabajadores porque hay empresarios que les dan trabajo: ¿De dónde salen los trabajadores? Hay que aceptar que hay empresas que dan trabajo".
Sobre este candidato sociólogo quiero hacer una aclaración, muy importante, y que tiene que ver con la comunicación no verbal: qué pretende decir, en el fondo.
Recordemos que Del Caño no asistió al debate organizado por las comunidades religiosas de Mendoza por considerarlas "retrógradas". Es decir, se portó como antisemita y también como anticlerical y antievangélico. Luego, en el debate afirmó su posición a favor de matar a los bebés por nacer (ese término es más real que "interrupción del embarazo"). Y se trata de un candidato de izquierda. Bueno, dejemos de lado este fragmento de comunicación verbal y vayamos a lo que hay de fondo: en Cuba, nación de izquierda extrema, la iglesia católica es perseguida; en la Rusia de Stalin, entre 1917 y 1939, el régimen comunista exterminó al 85% de los sacerdotes católicos y ortodoxos. La catedral de Cristo Salvador y la catedral de Nuestra Señora de Kazáñ fueron demolidas. De 136 mil clérigos detenidos, 95 mil fueron asesinados por esa izquierda extrema. El único santo que tiene Argentina, San Héctor Valdivieso Sáez, fue fusilado junto a otros curas el 9 de octubre de 1934 por los republicanos de izquierda en España. Esa izquierda republicana, entre el 18 y 31 de julio de 1936, asesinó a 839 religiosos y al mes siguiente, a 2.055 víctimas más. En el verano de ese año, en la ciudad española de Barbastro, la izquierda revolucionaria mató a 123 de los 140 curas que habían allí. En Madrid asesinaron a 334 sacerdotes, 279 en Barcelona y 327 en Valencia. En Tortosa asesinaron al 62% de los miembros de la iglesia católica; en Málaga y Toledo, al 48% y en Tortosa, al 62%. En esa ocasión, una monja, Carmen García Moyón, fue muerta tras ser quemada viva en Torrente el 30 de enero de 1937, mientras que el religioso  Plácido García Gilabert fue muerto tras sufrir mutilaciones el 16 de agosto de 1936.
En Hungría, en los años 50, el cardenal católico József  Pehm  Csehimindszent fue quien dio la cara por todas las iglesias cristianas de ese país, ante los atropellos del comunismo, quien lo condenó a cadena perpetua por oponerse a la nacionalización de las escuelas religiosas (Del Caño propuso directamente sacar a la Iglesia de la educación). Una de las torturas que recibió el cardenal húngaro en manos de los soviets de izquierda fue el de no dormir durante un mes: durante las noches recibía gritos de torturadores, entre ellos, insultos a Jesús, para evitar así que descansara.
En síntesis, todo lo dicho en el párrafo anterior no es más que el resultado de la comunicación no verbal , que nos indica un mensaje de fondo que revela los antecedentes del peligro que significar votar a un candidato intolerante, que desde antemano anticipa una guerra contra las comunidades evangélicas, donde cada domingo miles de personas llenan sus iglesias para orar y seguir las ensañanzas de sus pastores, y también contra la iglesia católica, que cada domingo llena dos veces sus parroquias distribuidas en la provincia, con las misas y que hace unos días realizó la mayor concentración popular en Argentina, al convocar a 1.300.000 de argentinos en la peregrinación a Luján.
Otro caso es la izquierda democrática, representada en candidatos abiertos y con propuestas, como en este caso lo es el gremialista Ordóñez, quien en el debate fundamentó muy bien sus propuestas y demostró que son posibles de concretar, al igual que lo expuesto por el candidato de Binner, Santarelli. Porque al fin y al cabo no importa si es de derecha o de izquierta: lo que importa es que la propuesta sea efectiva y beneficie a todos.
Volviendo al debate creo que Paco Pérez, si no estuviera con Cristina, sería el mejor candidato, no sólo por sus propuestas (y en el tema propuestas también es elogiable lo que ofrece Luis Rosales), ya que en el debate se destacó mucho su comunicación no verbal: prevaleció su convicción -que lo mostró transparente y entusiasmado- por sobre los "caños" de los otros candidatos. Si la presidente de Argentina fuera alguien que respetara a las provincias, que no mintiera con la inflación ni persiguiera a la prensa libre; que no despilfarrara en el gasto público y que le otorgara a Mendoza la promoción industrial, seguramente muchos más votarían a Paco. Pero las circunstancias nos llevan a que los mendocinos votemos por el mejor candidato para Mendoza, sobre todo, y en eso hay que tener en cuenta lo que el gobierno nacional hizo por nuestra provincia en los últimos cuatro años.