Lo que el fútbol les devuelve

Publicado el 22 marzo 2014 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Ya podría haberse quedado calladito el Sr. del Castillo y no nos veríamos obligados a señalarles sus vergüenzas. Tiene poco tino el hombre, cada vez que habla sube el pan, qué le vamos a hacer.

Los historiadores béticos, con este personaje a la cabeza,  corren a tapar el escrito henchido de prepotencia que les ha dejado a la altura de un pepino, nunca mejor dicho, una vez más, del que no se hizo demasiada sangre desde estas páginas y se dirigen a mi persona. No tengo inconveniente en contestarles.

Si hablamos se quejan, y si no hablamos también, como podemos comprobar.

Visto lo visto a saber qué hubiesen escrito si hubiesen ganado “su partido del siglo” ante su máximo rival. Se puede ser prepotente si tienes base para ello, pero si no la tienes y además llevas la humildad como estandarte, después pasa lo que pasa. El fútbol devuelve permanentemente lo que debe sin dejarse ni un solo céntimo atrás, la idiosincrasia y filosofía es la que es y el resultado está a la vista. El karma hace el resto, viajar en Audi sin tener los mimbres necesarios hace que ocurran estas cosas. Ahora tienen que pagarlo con intereses.

Bien saben, porque no pierden puntada y están muy pendientes de nosotros, la campaña blanquirroja que hemos llevado estos días en Redes sociales, lo que les llevó a hacer un escrito –por decir algo- insuflando verborrea barata. Hemos hecho una campaña que les ha demostrado cómo debe comportarse una afición ante la adversidad y de la que si fuesen unas personas cabales sacarían conclusiones, pero no aprenden. Metimos el primer gol y los componentes de la historia sevillista trabajaron para ello duramente también.

Arriba partido posterior al derbi que perdieron por 5-1.
Abajo partido posterior a perder por 0-2 frente a ellos en Europa.
La conjura entre afición y equipo sevillista fue total.

Los argumentos son los de siempre, porque siempre hay un culpable de lo que les pasa y curiosamente nunca les corresponde porque son magníficos, tienen una afición maravillosa, no lo discutimos, y además se lo merecen por el simple hecho de ser béticos. En esta ocasión, como en tantas otras cada vez que pierden, le ha tocado el turno a tres placas de escayola del vestuario visitante cuyo valor es, tomen buena nota,  60€ máximo y tiramos por un presupuesto caro; un vestuario en el que pocos años antes echaban salfumán y lejía a toneladas, haciendo el ambiente irrespirable cuando nos tocaba visitarles, o bien tapando todos los enchufes para que no pudiésemos utilizarlos. Esas son las cosas que deben pagar y después se preguntan que por qué el fútbol no les devuelve otra cosa que no sea inquina.

Esas cosas que también son Historia.

Pero en este caso, los amigos historiadores de verde hacen acopio de la mala suerte en el partido europeo, una suerte que pudo cambiar en cualquier momento, y entonces podríamos estar hablando de otra cosa. Obvian, como es natural en ellos, que llegamos perdiendo por dos goles y que remontamos en su propio campo, la calidad hizo el resto en los penaltis, pero eso no tiene importancia. Otro historiador de verde culpa al dinero, y nos dice que gracias a que tenemos dinero ganamos, un argumento tan infantil como obvio a los que nos tiene acostumbrados. El dinero no ha caído del cielo, querido, hemos sabido administrarnos casi siempre y ustedes no, casi nunca, a pesar de haber tenido más, (podríamos hacer un especial de subvenciones, mecenazgos y cesiones graciosas),  eso también es fútbol.

Ahora la tendencia es hacer creer a los pobres béticos que engañan, que esto es solo una racha mala de diez años, algo que nos produce cierta sonrisa, y hecho en el que abundaremos próximamente.

Pero, ¿qué quieren que les digamos? los béticos tienen los historiadores que se merecen. Ni más ni menos. Son esos los que no les cuentan la historia de verdad, los que se entretienen en hacer parecer que hay gloria donde nunca la hubo; los que buscan el aplauso fácil de aquellos a los que les duele lo que aquí leen, pero que no por ello es menos verdad. Los que omiten lo que ocurrió en determinados pasajes, en estar obsesionados con la historia del rival, y en mirar hacia otro lado en el momento en que alguien señala un episodio erróneo, cuando en realidad lo saben.

Eso sí es ventajismo, Sr. Del Castillo, lo demás son victorias del Sevilla FC en buena lid.

Los béticos con dos dedos de frente tienen que visitar esta web para enterarse de su historia manque les duela por vuestra inoperancia. Saber qué ocurrió realmente es el deber de los béticos que no quieren ser engañados por ustedes permanentemente una y otra vez sin fin.

Aprovecho que el Pisuerga pasa por Valladolid para enseñarles lo que dice la página de la UEFA con respecto a qué club ostenta la supremacía, tal y como reza ese tifo exclamando “Nacimos para dominar Sevilla” .

Pero somos benevolentes, no queremos hacer sangre, y tendremos un gesto de buena voluntad con respecto a los colegas de la histeria historia pintada de verde, y les proponemos que si quieren ver un trofeo europeo alguna vez en su triste vida futbolística, se acerquen al Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán para ver, no solo uno, sino tres trofeos europeos por el módico precio de 12€ por cabeza, no tendrán otra oportunidad mejor, incluso yo me ofrezco personalmente  a hacerles de guía gratuitamente, algo que no suelo hacer habitualmente, solo con personas VIP. Podréis contar a vuestros nietos que los visteis de cerca, casi tocasteis la gloria, la de verdad, con la yema de los dedos y que fui yo quién os los enseñó, vista la importancia que me dan.

Aunque hubiésemos perdido yo podría sacar pecho, queridos, y ustedes no, esa es la diferencia. Me podría haber permitido el lujo de no haber dicho absolutamente nada esta semana y quedarme tan pancho, mi club es el actual  tricampeón europeo en esta ciudad.

¿Prepotencia quizás?

Es posible, pero nosotros no viajamos en Audis que no tenemos.

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PD.-  Por cierto, amigo Rafael Medina, tú que eres tan buen chaval y que vas por la vida de persona sencilla según tus propias palabras, tú que tuviste la gloria efímera de ser estrella por un día gracias a que te sentamos en un privilegiado lugar del Ramón Sánchez-Pizjuán para que disertases frases idealizadas y sin base histórica alguna, tú que dijiste hace una semana, tras el partido de ida, que "Mañana me pondré la camiseta del Betis, más que nada por incrementar el dolor ajeno", que sepas que no hay dolor, que ser sevillista es un privilegio tan grande y un gozo tan apasionado que por mucho que lo intentes y pase lo que pase no hay dolor, así te vistas de lagarterana o de fallera mayor. Y si duele será por sentimiento y no por tu hábito, criatura mía. ¿No te das cuenta que en el intermedio no puede doler aun por mucho que te empeñes? ¿No te ha enseñado la vida que hay que esperar al final para ver el resultado?

Como dice el maestro Barbeito: …”porque duele más así, en el último suspiro, cuando todo parecía que iba a ser y no fue… Ay, sí, duele, como hubiese dolido al contrario, que también aquí sabemos de las heridas. Pero la primavera se fue a posar en el azahar rojiblanco que la mima allá por Nervión, la primavera se vino con tonos rojos que tapan los verdes, rojos que se tornan blancos, blancos que se adornan de rojos. Se remontó el vino de la celebración precipitada y se abrieron las bodegas sabrosas del último trago merecido, vino sevillón que manda en todo, que se toma cuando hay que tomarlo. Sé que se quedaron botellas sin descorchar, sé que el champán de recochineo se tornó chimpún de tristeza, sé que se humedeció la pólvora de miles de cohetes, sé que por la Palmera entró el Picudo Rojo y no dejó títere con cabeza…

“Y no quiero llantos”. Yo sé que eso duele, porque aquí sabemos de las heridas, que este de aquí es un sevillismo tan viejo como la sangre que lo ama, no como otros, advenedizos que pregonan un ismo de Ikea que ha de llevar manual de instrucciones para entenderlo… “Y no quiero llantos…” ¿Euroqué…? ¿Manquequé…? ¿Sansequé…? ¿Championsqué…? ¿Cuartosqué…? “…La muerte hay que mirarla cara a cara. Las lágrimas, cuando estés sola…” Qué lorquiano todo, qué duro, “…no quiero sentir el chorro / cada vez con menos fuerza…”