De cabeza en la rutina, vuelvo a retomar los miércoles la sección de escritura creativa que tanto me divierte.En esta ocasión nos reta Cecy, de "Deshojando relatos" con una consigna muy chula que ha rescatado de un juego de su adolescencia: abrir un libro, señalar con tu dedo al azar una frase, y utilizarla como reclamo para dar rienda suelta a tu imaginación.
Te dejo por aquí lo que me ha salido.
Se acercaba su aniversario y, año tras año, Luis lo esperaba con una mezcla de excitación, nerviosismo y ¿temor? La culpable era su querida Carina, que se superaba en cada ocasión.Además, últimamente Carina estaba rara, apática...callada. ¿Tendría un amante?Llevaban juntos más de veinte años y los primeros, la verdad es que fueron originales: un paseo en globo, una escapada a Londres para ver el musical biopic de su cantante favorito, una batalla de paintball con sus compañeros de instituto (aunque a algunos no veía desde entonces, no se explicaba cómo hizo Carina para conseguir unirlos a todos de nuevo)...... pero el afán de superación había hecho que las sorpresas se fueran incrementando hasta volverse incluso raras, hasta rozar el frikismo en ocasiones. Esperaba que esta vez, y dado lo extraña que notaba a su querida Carina, no fuera una cita para confesar alguna infidelidad, porque capaz, en su ansia de rizar el rizo con las sorpresas...era.Mientras piensa todo esto se dirige a la dirección que Carina le había dejado en una sobria tarjeta sobre la mesita de noche. No le había explicado nada, pero a estas alturas, más indicaciones no eran necesarias. Tras bajarse del Uber, comprueba que el barrio era un sitio gris de la periferia. El número al que se dirige es un bloque de piso mediocre, idéntico a muchos más que le preceden y le continúan en la barriada.Con decisión, Luis pulsa el telefonillo que figura en la tarjeta y la puerta se abre sin preguntar. Sube en el ascensor desvencijado hasta el 7ºC y allí, empuja suavemente la puerta.Al llegar desde un estrecho y oscuro pasillo, a la sala principal, a Luis le tiemblan las piernas. En mitad del suelo estaba Carina, en un charco de sangre y con heridas que de ninguna manera podían ser de atrezo. A su lado, un hombre la va acuchillando mecánicamente, sin parar, mientras mira a Luis a los ojos:- Lo más logrado - dice el hombre - es la sensación de extrañeza.
La frase (la última, que cierra el texto) es "El cuarto de atrás", de Carmen Martín Gaite, que estoy leyendo entre mis varios libros empezados. No sé porqué, he dejado volar mi imaginación y mi relato ha adquirido tintes terroríficos.
Espero que te haya gustado.Y si quieres ver más participaciones, te dejo el enlace a la entrada de Cecy para que puedas leerlas.