Ese desgaste no puede venir de la abstención, que todos dicen deplorar, pero que no afecta al sistema en su conjunto, el cual se reparte el mismo número de escaños sea cual sea la participación. Tampoco puede proceder de las numerosas formaciones de extrema izquierda, ni de las pocas de extrema derecha, que proponen llevar al paroxismo el culto al Estado que ya padecemos, perfectamente compatible con la destrucción de España que preconizan las variantes separatistas y filoterroristas.
La erosión de la partidocracia socialdemócrata sólo pueden precipitarla partidos que propongan (en lugar de ajustes para intentar vanamente perpetuar el sistema, que es lo único que sabe hacer el PP) reducir notablemente el peso estructural del sector público, abolir las autonomías y proteger a las familias naturales, que son las que aportan espontáneamente natalidad y cohesión social. ¿He dicho partidos? Que yo sepa, sólo hay un partido con un mensaje equilibrado que desarrolle estos tres ejes (liberalismo, unidad de España y valores morales), que es VOX. Suena a anuncio electoral, pero no sé expresarlo de manera más exacta.
VOX tiene un mensaje nítido, contundente. ¿Cuál es, en cambio, el mensaje del PP? Que estamos en el camino de la recuperación: una idea gris basada en índices macroeconómicos y que en el fondo no deja de ser mentira. Porque tanto con el PP como con el PSOE, lo mejor que nos espera es un largo estancamiento, con cifras de paro de dos dígitos y crecimientos del PIB en los que acecharemos las décimas como un perro que aguarda debajo de la mesa la caridad o el descuido de los comensales.
En medio de ese panorama sombrío, que VOX consiguiera un solo escaño de eurodiputado sería un rayo de esperanza para todos los que coincidimos con las ideas regeneradoras de la nueva formación. Incluso si, por unos pocos votos, no se alcanzara ese objetivo, tampoco debería interpretarse como un fracaso absoluto. El objetivo auténticamente crucial es obtener representación decisiva en las próximas elecciones legislativas nacionales. Hay tiempo para ello, pero debemos empezar ya, y qué mejor forma de hacerlo que votar la candidatura de Alejo Vidal-Quadras, Iván Espinosa de los Monteros, Cristina Seguí, Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara, el próximo domingo. Y si esto les parece también un anuncio electoral (aunque gratuito), no me duele lo más mínimo admitirlo.