Lo que hoy sembramos

Francisco Arias Cárdenas. Nuestro gran proyecto de expansión económica del Zulia tiene sus antecedentes históricos. Antes de que se impusiera el modelo monoexportador petrolero en Venezuela, la región de la Cuenca del Lago producía una diversidad de géneros agropecuarios para el autoabastecimiento y la exportación en tal magnitud, que el intercambio portuario y comercial lograba financiar una próspera vida pujante en lo cultural, en servicios y vialidad. Esa es la razón por la cual fue Maracaibo la pionera en el país en alumbrado eléctrico y atención hospitalaria, entre otros. Esa pujanza y diversidad productiva es lo que hemos retomado con pasos firmes y bases sólidas en estos últimos cuatro años, y es lo que expandiremos en el próximo cuatrienio, gracias a la mancomunidad con el Gobierno Nacional y, principalmente, a la confianza, participación y esfuerzo de los productores zulianos. Así contribuimos con el reto nacional de alcanzar la soberanía alimentaria y de diversificar la exportación para generar divisas. Estas acciones se complementan con las inversiones hechas en infraestructura de las escuelas y liceos, en asistencia a estudiantes en la etapa básica y en el repotenciamiento de las becas Jesús Enrique Lossada para la formación profesional. Las prioridades están las carreras que nos permitan alcanzar en un futuro próximo la independencia científica y tecnológica. En los encuentros con los pescadores y los agricultores, nos escuchamos y evaluamos. Les damos asesoría técnica y financiamientos específicos –semillas, fertilizantes– para potenciar su producción. Mientras estas jornadas de trabajo transcurren, en todo el estado se desarrolla el censo de los nuevos bachilleres, aspirantes al programa de becas, y en los ecoparques que hemos rescatado, los niños y niñas disfrutan de la naturaleza en los programas vacacionales. Abundan pues, las razones para la certeza y la alegría, cuando vemos la cosecha de tanta gente buena que confía y trabaja por el Zulia potencia, una región que brilla como el relámpago del Catatumbo. fariascardenas@gmail.com El Universal