Los grandes maestros del periodismo como Salvador Borrego en México, aconsejaron siempre dar seguimiento a las noticias, es decir, informar con la mayor precisión sobre las consecuencias causadas por determinado suceso, desde todos los puntos de vista, oficiales y privados, a fin de que la opinión pública pueda contar con los elementos de juicio necesarios para formar su criterio.
Lamentablemente, y lo digo sin la menor intención de pontificar, ni desacreditar a nadie, en este momento no veo en los principales medios de comunicación del país (sí en las redes sociales) un esfuerzo por dar seguimiento a las noticias del día, con el ánimo de llegar al fondo de los problemas y tratar de resolverlos.
Entiendo, por supuesto, el cúmulo de información actual que impone una rigurosa selección de lo más importante ocurrido durante el día, pero es ahí donde radica el problema: ¿Qué es lo más importante para publicar?, ¿por qué relegar o subestimar consecuencias o comentarios de noticias de gran interés público por otros de menor trascendencia?, ¿qué hay de por medio?
El gobierno y los medios
Comprendo, aunque no justifico, el interés del gobierno por minimizar e incluso ocultar informes que podrían desestabilizarlo, caso concreto, la masacre de estudiantes en Ayotzinapa, pero lo más censurable desde el punto de vista ético periodístico es el afán de muchos medios por hacerle el juego, tratando de que éste y otros graves asuntos se olviden. Es una vergüenza que la prensa internacional sea mucho más acuciosa en la búsqueda de justicia que la mexicana.
Exclusividad periodística
A diferencia del pasado, hoy se habla poco de noticias exclusivas (la exclusividad ha desaparecido prácticamente del medio informativo), pero no deja de haber trabajos especialmente relevantes que publica un solo medio. Tal es el caso de la investigación sobre “casa blanca” que dio a conocer el equipo de Carmen Aristegui.
Desde el punto de vista de competencia comercial y profesional es difícil que los demás medios den seguimiento a una nota exclusiva como la de “casa blanca”, aunque dada la enorme significación del hecho, no debiera existir este tipo de celos, porque primero está el interés público. Además, en éste como en otros casos, el gobierno hizo lo que todos esperábamos: tratar de encubrir a cualquier costo el seguimiento periodístico.
Todo esto no conduce a otra cosa que a la impunidad, a la corrupción, a la inseguridad, la injusticia y a tantos otros problemas que el país padece y de los que constantemente nos quejamos.
Retomar prácticas profesionales
Por lo tanto, urge retomar el consejo de los viejos periodistas profesionales de aquí y de todo el mundo, para dar debido seguimiento a las noticias desde enfoques éticos que velen por el interés general de la gente, no para proteger a grupos de poder políticos y económicos totalmente desprestigiados, o sea, hemos de reasumir la esencia del periodismo, que es defender la libertad y la justicia por encima de todo.
Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del domingo 15 de mayo de 2016.