Lo que me faltaba por ver

Por Siempreenmedio @Siempreblog

No quiero parecer demasiado irrespetuoso; no quiero que se entienda este comentario como un ataque a tradiciones pseudojustificadas; no quiero dar a entender que no conozco la importancia de los símbolos; tampoco quiero filtrar ni desasosiego ni ojeriza con la Iglesia católica, apostólica y romana que empapa estos días hasta las tomas de posesión de cargos y carguitos del nuevo Gobierno.

Lo que si quiero es lanzar mi protesta, mi repulsa, mi indignación con una campaña de captación de donativos “privados” para que se financie una parte de la restauración, lavado o blanqueado, llámenlo como quieran, de la talla de madera de presunto origen flamenco del Cristo de La Laguna.

Porque desengáñense, ya se ha metido dinero público en arreglar el templo que acoge a esta figura; ya se han pagado estudios, valoraciones y diagnósticos de esta talla, presuntamente sagrada; recuerdo hasta que una noche, hace años, llevaron la imagen hasta un centro hospitalario, a escondidas por supuesto, para hacerle unas radiografías. Bien, pues no contentos con esas inversiones en “los bienes de la Iglesia” me tropiezo en vallas publicitarias y spots de televisión con esta campaña de “Ahora él te necesita“.

Ya se sabe que los bienes, inmuebles, el arte sacro que se esconde en iglesias y monasterios es de todos cuando hay que restaurarlo, arreglarlo, recuperarlo… y solo de la Iglesia una vez está solventado el problema. El algunos sitios hasta nos cobran a los ciudadanos por observar estos bienes cuyo coste de restauración ha salido de nuestros bolsillos.

Culmino recordando una conversación con el afamado restaurador, lagunero para más señas, Pablo Amador hace muchos años cuando presentó un proyecto autofinanciable de restauración y recuperación de la talla del Cristo de La Laguna. Venía a decir que los atropellos, betunes, barnices que había encontrado en esta figura de madera, aplicados por algunos espabilados, podían hacernos creer que había personas que tenían este venerado bien como propiedad privada, propia… y después de malearlo durante años descubrieron que ya no tenían más ocurrencias para mejorar su aspecto y conservación. Saben lo que les digo, que si es de ellos, que ellos lo arreglen, pero ni un euro público debería ir a parar a esas cosas en el momento actual de las cosas.

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