Soy un envidioso, lo confieso. Envidio muchas cosas de los demás. La perseverancia o a creatividad de mucha gente, por ejemplo. Pero siempre hay aspectos que envidias más que los demás. Por ejemplo, en mi caso, suelo envidiar a los fotógrafos. Y los envidio más porque son como ese tarro de galletas al que casi casi llegas con los dedos. Mis dedos son mis pinitos como aficionado a la fotografía, y el tarro de las galletas son las miradas de aquellos que saben lo que hacen. Que ven lo que mi ojo no ve.
Miradas como la del valenciano y vecino del Patio del Pájaro Azul Vicente Nadal (@VicenteNadal), un fotógrafo profesional cuya mirada envidio, por que llega al tarro de galletas, por que su ojo ve lo que mi ojo no ve.