Lo que moja la lluvia. Adriana Abenia

Publicado el 18 noviembre 2013 por Carmina
De este libro me enamoró su portada, ese cuadro que parece sobresalir del papel y mirarte con esos ojos tan tristes. Una vez te adentras en el libro, ves que la editorial lo ha cuidado con mimo, porque su cubierta esta en consonancia con su interior, para que luego digan que es una banalidad o frivolidad fijarse en estas cosas. Pero señor@s no nos olvidemos que los libros como cualquier otra cosa, primero entran por los ojos, y si la portada ya nos resulta atractiva tiene muchas probabilidades de ser elegido entre una gran oferta, que de eso andamos un poco sobrados en nuestros días.
Otra cosa que sin duda engancha, o al menos a mi me sirvió para engancharme fue la sinopsis, en la que ya se nos deja intuir que algún misterio envuelve la trama, y mi ser de naturaleza curiosa, sin duda picó en el cebo,  y una vez leído el libro me he quedado con alguna preguntita, con algo que se me ha escapado, o que no he sido del todo audaz para adivinar.
Adelanto que la novela me ha gustado, me ha tenido enganchada y ha mantenido hasta el final el suspense, y eso en una opera prima es harto complicado.
Autor@:
Confieso que no me sonaba de nada el nombre de Adriana Abenia, veo muy poco la televisión, y por ese motivo tampoco la cara me era conocida. Pocas veces me congratulo de mi ignorancia, pero en este caso os aseguro que fue un punto a favor, porque tengo bastantes prejuicios hacía los famosos que escriben libros, sobre todo si estos desarrollan su actividad en el campo que lo hace Adriana.
Os dejo las ligeras pinceladas que sobre ella ofrece la editorial.

Adriana Abenia cursó estudios universitarios en Zaragoza y residió durante un tiempo en Milán y París. Empezó a trabajar en televisión en Aragón TV y enseguida dio el salto a Telecinco, donde consiguió una gran popularidad. En los últimos años se ha hecho un hueco destacado entre las presentadoras de televisión de éxito por su simpatía y desparpajo. Actualmente forma parte del Grupo Antena 3/ La Sexta. También es autora del blog Tinta Rubia. Se confiesa adicta a las  redes sociales y, concretamente, a Twitter, donde nos acerca su día a día (@abeniaadriana).
Argumento
Nos encontramos ante una novela que esconde un secreto, o varios para ser exactos, con un fuerte componente sicológico, una novela en la que un paso en falso por parte del reseñador puede dar al traste con todo el trabajo de la autora, por ese motivo he decidido no hacer yo mi propia sinopsis, y dejaros la que la editorial ofrece en  su contraportada. Seguro que si alguien tiene curiosidad por el libro agradecerá este gesto.
¿Quién conoce tan bien a Cecilia que es capaz de ofrecerla la casa que sólo aparece en sus sueños?
Tras publicar su primer libro, Cecilia, una joven incapaz de librarse de los demonios de su pasado, recibe la inesperada oferta de un misterioso editor francés: escribir su segunda novela en un apartamento a su disposición en el corazón de París.
Impulsiva, Cecilia acepta. Para su sorpresa una vez allí, descubre que el piso es una réplica exacta del que aparece en su novela y que el editor es su vecino, un hombre que le atrae mucho pero que, por algún extraño motivo, despierta en ella temores dormidos y abre una vieja herida que se resiente con la lluvia.
Impresiones
Lo que moja la lluvia es metaliteratura, una novela dentro de otra novela, y ambas con el mismo titulo, ya que Lo que moja la lluvia es la opera prima de Cecilia la protagonista de esta historia, y la que le abre las puertas a la aventura de escribir un libro en la ciudad de la luz y del amor, con todos los gastos pagados, si eso no es suerte, ya no sé que puede serlo.
Pero como siempre tiendo a correr y a dejarme cosas por el camino. La protagonista absoluta de esta novela es Cecilia, un personaje de una gran complejidad sicológica. Una mujer marcada por un trauma de la adolescencia que tan solo se intuye, como muchas otras cosas en esta novela, la escritura seduce mucho más que muestra, no es para nada explicita, de ahí que muchas veces nos quedemos con las dudas. Posiblemente sea el único personaje con entidad propia y perfectamente definido, ya que de los demás tan solo nos da ligeras pinceladas para que comprendamos la relación que tienen con ella.
A fin de que podamos aprehender a la protagonista la historia comienza con su adolescencia , una niña normal, con un pelo rojo que llama la atención y que sin quererlo se ve envuelta en un hecho que tan solo apunta, que la marcara para siempre y que la convertirá en una mujer introvertida, solitaria y con problemas para relacionarse sentimentalmente con los hombres.
El desarrollo de la historia no es lineal y si en el primer capítulo nos encontramos con una adolescente en el siguiente se encuentra en París de viaje final de carrera, convertida en periodista, y disfrutando de la amistad de un compañero de promoción y su novia Valeria. Nuevamente nos encontramos con un episodio que tendrá mucha importancia en su vida y que convertirá a Valeria en su amiga más intima y en su confidente.
Nuevo salto en la vida de Cecilia, y también cambio de escenario, en este caso nos encontramos en la isla de Ibiza, donde se recluye en la casa de Valeria, ha escrito una novela, donde se ha desnudado interiormente a través de un personaje femenino, Ada, que es todo lo que a ella le gustaría ser. La novela tiene aceptación y allí recibe la nota de un editor francés que le propone escribir su nueva novela en París, en un apartamento puesto a su disposición.
Y es a partir de aquí donde la novela da un giro, y se introduce un halo de misterio y de desasosiego de la mano de Arnaud, el editor y vecino de Cecilia que se comporta de un modo ora distante, ora romántico que nos descoloca. Dado el excesivo protagonismo que le da a la escritora no ha sabido explotar el potencial del editor y en ocasiones hace actuar a  la protagonista de una forma un tanto irracional si tenemos en cuenta los fantasmas que pueblan sus pesadillas.
Hay un momento en que la autora se pierde y no aporta nada a la trama, si no llega a ser por la presencia de Aurora, que a pesar de ser un personaje como todos los demás difuminado tiene un carisma capaz de llenar por si misma las páginas se haría difícil seguir leyendo y cuando ya lo das todo por perdido, cuando piensas que la novela va a terminar en una pastelada descomunal al estilo de El perro del hortelano, la autora le da un nuevo giro, potencia el misterio y nos noquea... aunque en que sentido vas a tener que descubrirlo con la lectura. Creo que ese giro llega un poco tarde y que la autora no ha sabido explotar el potencial de la trama y a pesar de un final contundente la novela no termina de ser redonda.
Y digo que no es redonda porque deja tantas cosas a la imaginación del lector, se dedica tanto a dejar pinceladas sutiles para sea el propio lector quién intuya que sucede que en ocasiones este corre el riesgo de perderse, de no saber muy bien que ha sucedido con un determinado personaje o situación y eso a mi me ha descolocado un par de ocasiones.
Por lo que respecta al estilo la autora tiene una pluma ágil, provista de lirismo, y al mismo tiempo nada complicada, por su lenguaje cercano, aunque abusa de la adjetivación. La novela va fluyendo incluso en los momentos en que parece que no aporta nada. Aunque las descripciones son preciosas no termina de aprovechar el potencial que ofrece un enclave como París y sin embargo se pierde en detallarnos como es el apartamento por dentro, y la ropa del armario, para mi datos mucho menos interesantes, pero que ayudan a producir desasosiego.
Conclusión
Nos encontramos ante una novela que sorprende tanto en la forma como en el contenido, que no llega a ser redonda porque deja demasiadas cosas a la imaginación del lector y porque desde mi punto de vista no ha sabido aprovechar el potencial que le ofrecía tanto París como ciudad como los personajes secundarios. Por contra tiene una protagonista muy bien definida, con una sicología muy compleja, un personaje muy redondo que actúa por impulsos.
Me parece una novela que entretiene, que tiene fragmentos de una gran belleza, gracias al uso de unas metáforas que se pueden aprehender con facilidad. Unas descripciones minuciosas que ayudan a dotar de misterio, y sombras los fragmentos que lo requieren.
Y mención de honor merece el  final, un giro que mi modo de ver debería haberse producido antes, porque en ese momento la novela gana enteros, pero cuando nos damos cuenta las páginas llegan a su fin y nos queda un regusto agridulce, como que podría haberse sacado mucho más partido.
A pesar de todo la recomiendo, si pongo la balanza, la disfruté, me causó mucha desazón y mantuvo hasta el final la incógnita, y eso en una opera prima es meritorio.
Retos

de la A a la Z: A
25 españoles
25 novelas de misterio o suspense