España es el reciente campeón
09 jul.- La
Copa es una vaca lechera. La FIFA obtiene el 95% de los ingresos que
producen todos los mundiales; en Brasil se estima que la cifra estará
cerca de los 4900 millones de dólares, muy por encima de lo obtenido en
los mundiales de Sudáfrica (3200 millones) y Alemania (2700 millones).
Existe una promesa de riquezas que
genera el Mundial para el país anfitrión, si bien es el país organizador
el responsable de invertir en la infraestructura requerida para que el
torneo sea un éxito. Sólo en estadios, Japón y Corea en 2002 gastaron
4500 millones de dólares, Alemania 2200 millones, y Sudáfrica construyó
cinco estadios y renovó otros cinco por la suma de 2000 millones. En
Brasil, los 12 estadios van a costar unos 4200 millones de dólares, más
15 mil millones en inversión pública y privada (hoteles, por ejemplo).
Es muy importante destacar que en el
país no se cuenta con una infraestructura de comunicaciones acorde para
un evento de este milenio; es decir, son de baja calidad los servicios
de telefonía, datos y anchos de banda para trasmitir audio y video, con
lo cual se invertirá más en telecomunicaciones que en estadios,
alcanzando los 4600 millones de dólares.
¿Por qué los países se embarcan en estos
millonarios gastos? La respuesta gira en torno a poner al país en los
ojos del mundo entero, y el flujo del ingreso de dólares que dejarán los
millones de turistas que llegarán al país. También el mundial le da
impulso a la “Marca País”, en donde se puede mostrar a los extranjeros,
como una gran vidriera, dónde tomar futuras vacaciones, poder invertir
capital y hacer negocios con confianza.
Hacer un mundial no hace a un país rico,
ni lo hace crecer en un corto plazo; si bien no lo enriquece, lo hace
más feliz, eso es lo que ha sucedido en los análisis realizados en los
últimos tres mundiales.
Investigaciones realizadas por la
agencia Euromericas sobre el efecto de los mundiales en el pueblo han
arrojado que cuando en una sociedad crece el desempleo, la corrupción y
la inflación, la gente es menos feliz, mientras que pasar tiempo
haciendo deportes con amigos trae felicidad, y eso es lo que ocurrió con
los mundiales FIFA.
La felicidad de los países que son sedes
creció con respecto al año anterior, y se instala un clima de festejo
por un tiempo que se prolonga en el tiempo y queda sellado para siempre
en la historia deportiva.