Lo que no cuenta Doce años de esclavitud

Publicado el 19 noviembre 2014 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Sería optimista pensar que la esclavitud acabó por una mayor concienciación de la igualdad entre razas


Doce años de esclavitud, como todos sabemos, ha sido uno de los estrenos más exitosos y celebrados de los primeros meses del año, premios Oscar incluidos. Es una película con buen ritmo y pulso narrativo, aunque se le podría achacar que no aporta nada nuevo a lo que había contado en su momento la serie televisiva Raíces, que sí supuso un cierto revulsivo en la pequeña pantalla al emitirse por primera vez. El cine no tiene por qué ser didáctico ni una lección de historia, pero en eso precisamente quiere hacer hincapié este comentario; en que esta película, a pesar de que podría parecer un retrato fidedigno del fenómeno de la esclavitud, se limita a reforzar ciertos clichés que, sin ser falsos, cuentan solo una parte de la realidad.
cuando esclavitud no coincide con racismo
En primer lugar, la película se centra, como suele ocurrir, en la esclavitud en Estados Unidos, la cual, dada la juventud de este país, se limita a un período histórico y unos territorios muy concretos; no obstante, la esclavitud, por desgracia, ha existido en todas las partes del mundo a lo largo de toda la historia desde la creación de las primeras civilizaciones. Incluso la misma variante de la esclavitud que solemos ver en las películas (esclavos negros en grandes plantaciones de algodón durante los siglos XVIII y XIX) no se reduce a Estados Unidos, sino a todos los lugares del continente americano donde existían cultivos y haciendas de características semejantes, Cuba y Brasil en particular.
Luego está el componente racista de la esclavitud; el cine de Hollywood refuerza la idea del esclavismo vinculado a la supremacía blanca y a la consideración de la raza negra como inferior. Esto se debe en parte a centrarse exclusivamente a la historia de la esclavitud en Estados Unidos que sí tuvo esa connotación, pero probablemente también a la tendencia a la victimización de ciertos colectivos, las personas negras en este caso, que lleva a ignorar, minimizar o incluso negar otras aristas de la realidad donde el colectivo etiquetado como verdugo pueda aparecer como víctima o viceversa. De hecho, en la misma época en la que los esclavos negros eran explotados por amos blancos en el continente americano existió un comercio de esclavos igual de intenso o mayor hacia los países islámicos cuyo componente racista estaba mucho más diluido, puesto que existía un número considerable de esclavos de todas las razas, incluyendo muchos europeos capturados desde la zona mediterránea o los países eslavos. Dicha trata de esclavos de origen multiétnico en el mundo islámico, que se extendió durante un período de tiempo muy superior al de la trata hacia América, es prácticamente desconocida. Si tenemos en cuenta además la esclavitud de épocas anteriores (incluyendo el imperio romano) es probable que a lo largo de la historia no haya habido más esclavos de raza negra que de cualquier otro color, incluidos los blancos.

A menudo la pobreza extrema disuadía de querer huir de la hacienda


Con respecto al maltrato proporcionado a los esclavos, afortunadamente desde nuestro punto de vista actual, en el que en algunos países hemos erradicado o como mínimo ilegalizado el comportamiento violento tanto en el espacio público como en el privado, resulta escalofriante e inadmisible, pero conviene también contextualizarlo en su época. En la sociedad que describe Doce años de esclavitud no solamente los esclavos negros se encontraban a expensas de recibir palizas de sus amos y capataces; también niños, adolescentes, esposas, soldados, reclusos, aprendices, etc. eran víctimas de castigos (torturas según nuestra mentalidad de ahora) no necesariamente menos severos ni frecuentes que los sufridos por los esclavos. En estas películas además los personajes blancos suelen pertenecer a la aristocracia, reforzando los estereotipos víctima negra / verdugo blanco ya mencionados, pero las fábricas de los "civilizados" estados del norte de los EEUU, así como de los países europeos, estaban llenas de obreros supuestamente libres, en su mayoría blancos, que trabajaban sin descanso ni derecho alguno y vivían hacinados en viviendas infrahumanas en condiciones a veces incluso peores que las de algunos esclavos negros del Sur. La probabilidad de ser violada por el señor o señorito de la casa tampoco era probablemente muy inferior para una criada blanca y supuestamente libre que para una esclava negra


fue la revolución industrial la que dejó obsoleta la esclavitud

Esto no significa que no hubiera una condición legal claramente más ventajosa de la persona libre respecto del esclavo, puesto que el obrero de la fábrica podía casarse, poseer (escasos) bienes y tener derechos de paternidad sobre sus hijos, entre otras cosas, pero, al contar la historia de un padre de familia negro de clase acomodada reducido a la condición de esclavo, el film está sesgando la realidad. Es dudoso que el motivo de que las revueltas de esclavos no fueran más frecuentes y la esclavitud se pudiera mantener durante un período tan largo fuera la atmósfera irrespirable de terror provocada por amos sádicos y mentalmente perturbados como el que interpreta Michael Fassbender en la película; aunque todo es susceptible de interpretación, es probable que tuviera algo o mucho que ver el hecho de que las condiciones de pobreza extrema fueran más bien similares dentro y fuera de las haciendas esclavistas, con lo que muchos esclavos no tenían la motivación suficiente para contrarrestar los riesgos de fugarse o rebelarse.
Por otra parte, sería pecar de optimismo pensar que el fin de la esclavitud se debió a una mayor concienciación de la igualdad entre las razas, el respeto a los derechos humanos o a la propagación de la moral cristiana (los esclavistas contaron en todo momento con la bendición de las autoridades religiosas, con excepciones muy puntuales); sin negar que las consideraciones éticas y morales tuvieran su papel en los movimientos antiesclavistas, la esclavitud estaba llamada a la extinción a causa de la revolución industrial y del paso de una economía basada en los cultivos a otra basada en las fábricas. Los empresarios del norte obtenían más beneficio pagando sueldos míseros a obreros teóricamente libres que trabajaban en condiciones muy similares a los esclavos, sin necesidad de proporcionarles alimento ni cobijo, y que además ayudaban a mantener el sistema comprando los productos que otros obreros elaboraban en otras fábricas.
Por último, y tal vez esto sea lo principal, la esclavitud no es un problema y un episodio negro del pasado, como parece querernos contar el cine de esclavos. Sin entrar en la cuestión de hasta qué punto es diferente a las antiguas haciendas esclavistas el trabajo de hombres, mujeres y niños "libres" en los actuales centros de producción de las multinacionales occidentales situados en países en vías de desarrollo, basta con que pensemos en la trata de blancas, que mueve la inmensa mayoría del negocio de la prostitución en todo el mundo, incluidos los países occidentales. Se trata de una forma de esclavismo sexual que pervive hoy en día ante la misma indiferencia general y la misma normalidad con la que eran aceptados los esclavos negros domésticos en su momento.José Antonio López (Jalop)