Los últimos años se ha instalado una tendencia de muchos otros países en nuestro querido Chile, la realización de distintas ferias. Así es como cada 365 días nos encontramos con nuevas versiones o con algunas nuevas, dedicadas a diferentes temáticas.Cuando era chica, esperábamos con ansias el Salón del Automóvil, afortunadamente yo vivía muy cerca, así que ver los autos nuevos pasar era todo un panorama con mi familia y amigos. Pero ni hablar de ir, para la época era muy caro asistir a esos eventos y estaban destinados a la socialité de nuestro país. Ahora, todo es un poco más accesible, un poco, porque no muchos podemos disfrutar de todas las ferias como quisiéramos.
- Las fechas de realización son muy cercanas unas de otras. No hay bolsillo que aguante tanta entrada que hay que comprar.
- No siempre hay descuentos, por lo que gastar dinero en la entrada no es para nada una inversión. A veces, es lo mismo que ir al mall, no consigues nada, ni descuentos, ni tester, ni muestras.
- Los espacios muchas veces son pequeños. O va tanta gente, que todo el mundo se topa, chocan las bolsas, hace demasiado calor.
- Faltan stands de comidas o bebestibles para poder hacer un alto en el recorrido y que los que están sean a precios convenientes, considerando que pagas entrada, no consigues descuentos y compras igual.
- Los lugares de realización en muchos casos son poco cercanos a la público objetivo. Hay ferias que se hacen en La Dehesa, la mayoría de las ferias relacionadas con la mujer son en el Parque Bicentenario, que queda muy a tras mano si quieres ir en metro o en micro, ni hablar de llegar a La Dehesa, tienes que hacer un largo tour por Santiago. De verdad, creo que debería ser decreto ley que todas las ferias se hicieran en la Estación Mapocho, me parece un lugar amplio, con buena ventilación y cercano para todos.
- La entradas siempre son caras, nunca bajan de los $5000.- y a veces uno va a puro mirar porque no te alcanza el presupuesto para hacer compras. Eso me pasó en Ropero Paula, todo era demasiado caro.
- No hay estacionamientos, o al menos los organizadores no consideran que parte del público va en auto. Cuando voy a las ferias en el Parque Bicentenario, todos los estacionamientos legales están copados, no me queda otra opción que estacionarme a la mala y rezar un rosario para que no me saquen un parte.