La mayor parte de los medios, atribuyen estos incendios a cosas como el cambio climático, perseverantes sequías o acción del hombre.
Esta tercera es la clave.
La influencia humana lo ha estado causando, pero de una manera que no te creerías.
Hace unos 40.000, al tiempo que llegaban los primeros humanos, existían amplias selvas en las que los eucaliptos eran solo una especie más.
Para aumentar sus superficies para el pastoreo, estos aborígenes aprovechaban los calores del verano para quemar estas selvas.
En muchas zonas, incluso se quemaron en varias ocasiones, causando una monoespecificación y empobrecimiento de biodiversidad, especies como el perezozo gigante, se extinguieron, solo los animales más rápidos y fuertes sobrevivieron.
Con la vegetación ocurrió lo mismo, las especies pirofitas como el eucalipto, entre otras, empezaron a ganar terreno y generar bosques en los que solo existían ellos.
El eucalipto ama el fuego, en unos pocos años se regenera completamente, además, elimina a la competencia y hace germinar sus semillas.
Estos grandes bosques se quemaban con regularidad por causas naturales como los rayos, cosa que no pasaba con las selvas primigenias.
El incremento de la población de las zonas fértiles y verdes de Australia, han hecho a estos incendios, muy problemáticos y devastadores, los europeos llegados durante el siglo XIX, acrecentaron el problema, con la aplicación de gigantes monocultivos y granjas, que han cambiado el régimen de evaporación y lluvia, produciendo desertificación.
Esto no cambiará, si no se ataja el problema, estos grandes fuegos queman los bosques de manera muy rápida y cíclica, cosa que causa una pérdida de suelo, por lo que estos bosques acaban desapareciendo y hace presencia el desierto.
Se trata de un ciclo que no parará, y apagar estos fuegos solo es un parche temporal y una pérdida de dinero.
Además, estos bosques, al no tener más aprovechamiento que el maderero, acumulan grandes masas de biomasa y vegetación seca, que acaban conformando fuegos que emiten grandes cantidades de dióxido de carbono, ya que todas esas hojas secas, absorbieron en su momento este gas de la atmósfera, siendo que la quema de su estructura, libera este contaminante, además de muchos otros, como el azufre.
Es raro que los medios no comenten todo esto.
Este problema demuestra la nefasta acción del hombre, que ha causado esta concadenación de problemas medioambientales.
La próxima vez que veas todos esos eucaliptos, piensa que no siempre, Australia ha sido así.