Autora: Piedad Bonnett
Editorial: Alfaguara
Número de páginas: 138
ISBN: 9788420414980
Precio: 16 €
Puntuación: 10
¿Hasta dónde puede llegar la literatura? En este libro dedicado a la vida y la muerte de su hijo Daniel, Piedad Bonnett alcanza con las palabras los lugares más extremos de la existencia. La naturalidad y la extrañeza conviven en sus páginas igual que en su mirada conviven la sequedad de la inteligencia y el latido más intenso de la emoción. Buscar respuestas es sólo un modo de hacerse preguntas, de negociar con las preguntas, de saber cuántas preguntas caben en una obsesión. Es también una forma de seguir cuidando al hijo más allá de la muerte, de defenderlo contra el frío, comprarle ropa nueva, preguntarle por los estudios y por su arte.
Para empezar, este libro es muy cortito, sólo tiene unas 100 páginas, pero a pesar de su corta extensión, tengo claro que es un libro que cala hondo. Un libro que no deja indiferente, que estremece, que llega hasta los huesos. Creo que es admirable el trabajo de esta autora, pues nos mete de lleno en su vida íntima, en sus sentimientos más profundos. Piedad Bonnett no se deja nada en el tintero, no nos priva de nada, nos habla de la pérdida, del dolor y de la muerte tal cual lo sintió ella, tal cual lo vivió. Ya desde las primeras páginas, el tono tan natural, tan intimista y tan cercano de su pluma hace que te sientas parte de la historia, que la vivas en tu propia piel. Desde luego, en mi caso la autora ha sabido cómo hacer que conecte, que empatice de forma total con su sufrimiento y con su dolor.
Este libro es contradictorio, igual que la muerte de un ser querido. Por un lado, es horrible. Desgarrador de leer, o al menos eso me pareció a mí. Las reflexiones y la forma de narrar el duelo de la autora te hacen pensar, te dejan dándole vueltas al asunto. Por otro lado, el libro es a la vez bello, a la vez es un homenaje a su hijo Daniel, y está lleno de amor.
Pero lo que más me impresionó de Lo que no tiene nombre no es el duelo por la muerte, sino el tema de las enfermedades mentales y cómo la autora nos acerca a ellas. Citando a otros autores y contando su propia experiencia, nos da una imagen muy completa y muy exacta de cómo es convivir con una enfermedad mental. De verdad que hubo párrafos y descripciones que me dejaron impresionada, que me encogían el corazón sólo de imaginarme cómo una persona con este tipo de enfermedad debe sentirse todos los días de su vida. De verdad que este libro me caló hondo. Cuando lo terminé, tenía una sensación de angustia en el pecho que tardó en desaparecer. Por eso, aunque se me quedan cortas las palabras para describirlo, no recomiendo leerlo en una época en la que estés triste o de bajón, para nada.
Poco más puedo contaros sobre este libro, porque Lo que no tiene nombre es uno de esos libros que hay que leer, y ya está. Además, por mucho que os hable maravillas de él, esta reseña se va a quedar corta comparada con lo que me ha hecho sentir y lo que ha significado. Así que no puedo deciros más que que lo leáis.
En resumen:Lo que no tiene nombre es un libro que habla sobre la pérdida, el suicidio y las enfermedades mentales. Es duro y triste de leer, pero a la vez es cercano y hermoso. Lo recomiendo totalmente porque, a pesar de lo corto que es, consigue llegar al corazón.