Dicen que lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Algo así deben pensar los alcaldes de los municipios de Canarias cuando al poco de llegar al gobierno cambian completamente de tercio y se creen que lo que pase en sus pequeños reinos no debe ser sabido por nadie o nadie debería dar cuenta de ello, como en Las Vegas.
Los teje manejes de unos y otros son tan variados y extensos que sería difícil de centrarse en alguno en concreto sin que se sintiera aludido cualquier otro regidor municipal al que se le puede estar restando protagonismo. Luego está el caso de los que temen a la justicia y aún a sabiendas de que están haciendo algo mal se esconden, no dan la cara o buscan una cabeza de turco a quien culpar.
Ustedes queridos lectores viven en un municipio, les guste o no, y éste está gobernado por alguien les guste o no. ¿Saben acaso cómo se ha hecho la concesión, por ejemplo, del mantenimiento del alumbrado público de su barrio? Pues no lo saben ni ustedes ni la Audiencia de Cuentas de Canarias, organismo que ha detectado irregularidades en 46 entidades creadas por los ayuntamientos de un total de 60 inspeccionadas. O sea que de 60 sólo 14 han hecho las cosas bien.
Y lo que ustedes se estarán preguntando ahora mismo, como hago yo constantemente es, ¿y por qué pasa esto? ¿Tan mal preparado está el personal que se dedica a estos menesteres en los municipios canarios? ¿O hay otro aspecto que empieza a regurgitar en nuestro cerebro y que se acerca al término coloquial “chanchullo”?
Al parecer, como explican desde la Audiencia de Cuentas de Canarias, las irregularidades se han detectado en ayuntamientos de localidades con más de 20.000 habitantes donde al realizar contratos por obras y servicios, estos no cumplían o no acreditaban, por ejemplo, los principios legales de publicidad; o sea que se enteren bien todos y no solo a quien se lo ha dicho el que se lleva presuntamente una comisión. Concurrencia; que sea un conjunto de personas o empresas quienes puedan formar parte del contrato y no sólo a quien se lo ha dicho el que se lleva presuntamente una comisión. Transparencia; o sea que se sepa de manera clara quien gana qué. Confidencialidad; aquí sí que suelen explayarse con demasiado hermetismo. Y la más importante: que la adjudicación se dé a la oferta económica más ventajosa de las presentadas. O lo que viene a significar, la más ventajosa económicamente hablando para el que estampa la firma.
De ahí que se denuncie en la Audiencia de Cuentas pero simplemente todo quede en un dato anecdótico o en una llamada de atención porque ¿quién no ha pasado antes de tener un gran cargo político por un ayuntamiento? Pues precisamente por eso no vas a denunciar el lugar que te dio de comer, además de esa casa con piscina y ese bonito coche.
Ese es el descontrol existente en los ayuntamientos, lugares donde sólo sabe lo que ocurre el que allí trabaja y donde el dinero entra y sale a espuertas sin que nada ni nadie lo controle por mucha intervención o secretaría exista, que ya se buscan la manera los alcaldes y alcaldesas de hacer presuntamente la trampa, que para eso pueden cambiar la ley. Por eso cuando ustedes oigan que un regidor municipal cobra tanto o cuanto, no se escandalicen, quizá ese sea el que menos deba preocuparles, asústense cuando el que menos cobre sea el que más tenga, porque ahí es donde se podrá localizar el chanchulleo. Porque está claro que, como en Las Vegas, lo que ocurre en los ayuntamientos, se queda en los ayuntamientos.
Esta es la crónica habitual de un día como otro cualquiera…
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