Y es que James Ivory partió de un material muy idóneo para realizar el tipo de película que pretendía: un film de época que ahondara en dos conflictos de muy distinto signo que confluyen en el pequeño universo de la mansión Darlington: las intrigas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial y los sentimientos ocultos del protagonista.
Y fue el segundo de ellos el que más discusiones generó. La personalidad de Stevens (y la interpretación de Anthony Hopkins es ejemplar en este sentido) constituye, por decirlo en palabras de su compatriota Winston Churchill, una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma". ¿Es humano el comportamiento del mayordomo? ¿Puede reprimirse una persona hasta ese extremo, en nombre de un deber que él mismo se exige en mayor medida que su propio amo?
Está claro que lo que sucede en pantalla es una historia de amor, con escena erótica incluida, pero tan leve, tan etérea, que el espectador debe estar muy atento para captar sus sutilezas.
Por cierto, en la cita de febrero veremos una película que siempre está de actualidad: "Días de vino y rosas", de Blake Edwards.