El libro en cuestión era, por supuesto, “The remains of the day” (Los restos del día), novela escrita en 1989 por el escritor británico Kazuo Ishiguro que fue galardonada con el también británico Premio Booker.
“Las vidas del mayordomo Stevens, su anciano padre y Miss Kenton se leían con agrado, y pensé que también serían agradables de ver. Por desgracia resultó que ‘Lo que queda del día’ ya había sido adquirida por Columbia Pictures para que la dirigiera Mike Nichols. Así que pensé que la historia había terminado...
Pasó el tiempo y yo rodé ‘Regreso a Howards End’. Después oí que Mike Nichols había decidido de repente no hacer ‘Lo que queda del día’. A través de mi agente en Hollywood hice saber a Columbia que Ismail Merchant y yo estábamos interesados en ella. Quizá debido al éxito de ‘Regreso a Howards End’, que acababa de estrenarse, Columbia y Mike Nichols decidieron confiarnos su película”
“Querido Sr. Stevens… Le sorprenderá tener noticias mías después de tanto tiempo. Le he tenido en mi pensamiento desde que oí que Lord Darlington había muerto. Leimos que sus herederos pusieron Darlington Hall a la venta porque ya no desean conservarla…”
“Lo que queda del día” era finalmente dirigida, y de manera magistral, por James Ivory, exquisito director que se había estrenado tras las cámaras en 1963 con “The householder”, título al que siguieron otros como “Savages”, “Los europeos”, “Oriente y Occidente”, “Las bostonianas”, “Una habitación con vistas”, “Maurice”, “Esperando a Mr. Bridge”, “Regreso a Howards End”… Una más que elegante filmografía la de Ivory.
“…Además estaba la ambientación: no tanto la ambientación física de una gran mansión inglesa, con sus lujosas habitaciones y sus enormes jardines (y un laberinto de austeros cuartos donde los criados pasaban su vida ‘de servicio’), sino el trasfondo político de la Inglaterra de entreguerras y los intentos velados y casi desastrosos de ciertos miembros del ‘establishment’ británico para conseguir una vergonzosa alianza con los nazis...”
El británico Tony Pierce-Roberts nos deleitaba con las hipnóticas, elegantes, majestuosas imágenes de la película. Procedente del mundo televisivo, Tony había debutado a toda pantalla en 1982 con “Trabajo clandestino”, título al que siguieron después otros como “Una habitación con vistas”, “Esperando a Mr. Bridge” y “Regreso a Howards End”, los tres bajo las órdenes de James Ivory, así como “Colmillo Blanco” y “La mitad oscura”. Tras “Lo que queda del día”, Tony volvería a trabajar con Ivory en “Sobrevivir a Picasso” y “La copa dorada”.
Extraordinario actor galés que debutaba en el cine en 1968 con “El león en invierno”, Anthony Hopkins había sido visto también ya a toda pantalla en otros títulos como “El joven Winston”, “Casa de muñecas”, “Las dos vidas de Audrey Rose”, “Un puente lejano”, “Magic”, “El hombre elefante”, “Motín a bordo”, “La carta final”, “Adorable seductor”, “El silencio de los corderos”, “Regreso a Howards End” (dirigido por Ivory), “Drácula de Bram Stoker” o “Chaplin”.
“No sé si se comprende lo que hace falta para ser un gran mayordomo… Dignidad, exacto, dignidad…”
Hopkins nos atrapaba en ”Lo que queda del día” con su exquisita composición del Sr. Stevens, el más que correcto mayordomo de Darlington Hall. Sencillamente magistral en su actuación, mi interpretación favorita de su filmografía, mi personaje favorito de su inigualable galería… Grande, grandioso Anthony Hopkins. “Fue una suerte que la novela tuviera tanto éxito y que la leyeran tantas de las personas adecuadas. Otra de esas personas fue Emma Thompson, y tanto ella como su marido Kenneth Branagh hicieron pruebas para Miss Kenton y Stevens ante Nichols y su socio John Calley. Cuando nos incorporamos al proyecto, todos esos nombres, junto al de Jeremy Irons, formaban parte de nuestras primeras conversaciones. Todo el mundo estaba de acuerdo en contratar sólo a actores británicos”
Tras aparecer en un buen número de series televisivas, Emma Thompson debutaba a toda pantalla en 1989 con “Un tipo de altura”, título al que siguieron otros como “Enrique V”, “Regreso a Howards End” (dirigida por James Ivory), “Los amigos de Peter” o “Mucho ruido y pocas nueces” antes de “Lo que queda del día”.
Emma nos brindaba también una magnífica creación de Miss Kenton, la peculiar ama de llaves de esta historia.
James Fox daba muy correctamente vida a Lord Darlington, dueño y señor de la majestuosa Darlington Hall.
Después llegarían para James otros títulos cinematográficos como “Aquellos chalados en sus locos cacharros”, “La jauría humana”, “Millie, una chica moderna”, “Isadora”, “Greystoke”, “Pasaje a la India”, “Principiantes”, “La sombra del delator”, “La casa Rusia” o “Juego de patriotas”. Tras “Lo que queda del día”, Fox se ponía de nuevo a las órdenes de James Ivory en “La copa dorada”.
JACK LEWIS: “¿Cuándo vio el mundo por última vez, Stevens?” STEVENS: “¿Señor? Bueno, en el pasado el mundo venía a esta casa, por así decirlo, si me permite la expresión, señor…”
Jack Lewis, el segundo señor de Darlington Hall, nos llegaba a través de Christopher Reeve, neoyorkino actor que debutaba en el cine en “Alerta roja: Neptuno hundido” y en 1978, mismo año en el que conseguía fama mundial con su personaje de Superman / Clark Kent en “Superman”…
Completaban el exquisito reparto Patrick Godfrey, Peter Cellier, Peter Halliday, Paula Jacobs, Caroline Hunt, John Haycraft, Steve Dibben, Michael Londsdale, Brigitte Kahn, Peter Eyre…
“Luciana Arrighi, diseñadora de producción de ‘Regreso a Howards End’, emprendió la ardua tarea de encontrar la casa adecuada. No es que no haya cientos de mansiones inglesas con habitaciones espectaculares en las plantas nobles: lo difícil era encontrar una que tuviera intactas las habitaciones del servicio, las dependencias del mayordomo y el ama de llaves en las plantas bajas”
“Espléndida interpretación de Anthony Hopkins… Exquisita dirección… Lujoso y emotivo drama costumbrista” (Fernando Morales, El País)
Producción de John Calley, Ismail Merchant y Mike Nichols para Columbia Pictures, “Lo que queda del día” (The remains of the day) era estrenada en Canadá y USA el 5 de noviembre de 1993, hace hoy ya 20 años.
Entre otros muchos premios y nominaciones, fue candidata al Oscar a mejor película, director, actor (Anthony Hopkins), actriz (Emma Thompson), guión adaptado, dirección artística, diseño de vestuario y banda sonora.
También fue candidata a los Globos de Oro en las categorías de mejor película, director, actor (Anthony Hopkins), actriz (Emma Thompson) y guión. Asimismo, fue nominada en los británicos Premios Bafta a mejor película, actor (Anthony Hopkins), actriz (Emma Thompson), guión adaptado y fotografía. Y candidata a mejor film europeo en los Premios Goya.
“Ninguno de nosotros sabía nada acerca del trabajo de un mayordomo, incluyendo a Ishiguro, que le contó a Ruth Prawer Jhabvala cuando se conocieron que lo había mirado en un libro, o simplemente se lo había inventado: el plan del servicio, la preocupación de Stevens por la ‘dignidad’ y por servir a un señor íntegro y con servicios, los detalles de llevar una casa de esas características, etc. Anthony Hopkins se sentía especialmente perdido, así que decidimos contratar a un mayordomo de verdad durante el rodaje, y apareció un candidato inmejorable: Cyril Dykman, camarero del Palacio de Buckingham con quince años de servicio a sus espaldas…
… Además de instruir al ‘personal’ de Darlington Hall (lo que supuso hacer que los lacayos se mantuvieran bien erguidos cuando los enfocaba la cámara, que caminaran con porte militar, etc), aportó algunas de las imágenes más ingeniosas de la película…
¿Quién de nosotros habría podido imaginar la escena en la que Stevens mide con una regla la distancia entre la copa y el plato? También fue idea de Dykman algo que tiene aún más valor: los orígenes de Stevens en una familia obrera, que se manifiestan en el acento y los modales del enfermo padre de Stevens, que muere durante el banquete de reconciliación sin tener al lado a su hijo, muy ocupado con la celebración de un banquete; un hijo que ha trabajado su acento y sus modales de modo que estén a la altura del señor al que ha dedicado toda su vida”
“Según mi filosofía, señor Benn, un hombre no puede considerarse satisfecho hasta que ha hecho cuanto puede para ser de utilidad a su señor, por supuesto dando por hecho que tu patrón es una persona superior, no sólo en clase o riqueza, sino en talla moral” (Sr. Stevens en “Lo que queda del día”)