Lo que sea del agua

Publicado el 04 marzo 2018 por Josep2010

Hasta esta última ocasión no había sentido curiosidad por ver ninguna película de Guillermo del Toro porque siempre que había leído las correspondientes elegías publicitarias destinadas a obtener público fiel me había tirado para atrás la sensación que el mejicano suele mezclar fantasía con terror y a mí, eso de pasar miedo, no me gusta un pelo; luego leía críticas y según algunas voces no me había perdido tanto como se afirmaba de antemano.
Este año leí de todo, desde entusiasmos hasta satíricos adjetivos y para rematar acabé leyendo en los papeles que había alguna amenaza de demandas por plagio, lo que ya es extraño, porque los "homenajes" están en muchos platós y suelen psar inadvertidos las más de las veces por la mayoría de espectadores, así que incluso fue un acicate para incrementar la natural curiosidad: tantos años leyendo del "tercer mejicano a tener en cuenta" (a los otros dos les regalaron un premio por dos castañas que muchos aseguran eran marron glacè) y me dije: esta la vas a ver, que ya toca.

Así que, efectivamente, he visto La forma del agua y ya que en la noche de hoy a mañana le van a dar alguno de los trece oscar a los que está llamada (lo contrario sería la repanocha), dejemos sitio para unas notas apresuradas:
Cuando llevaba apenas veinte minutos de las dos horas largas que dura ya me entraba sueño: qué manera de alargar una película, por favor; luego parece que se anima un poco y conforme se acerca al desenlace mejora. De todas formas, no veo en Del Toro nada que le confiera un estilo propio como cineasta, pues el emplazamiento de la cámara en ocasiones es caótico (hay alguna secuencia con la cámara tan baja que se diría que el espectador será un gato) y casi siempre gratuíto o fortuíto, sin mostrar intención alguna, y mira que la idea daba para más.
El guión desde luego no es original pero tampoco es que nadie vaya buscando novedades importantes sobre una trama que es variación de otras, pero sí esperaba por lo menos algo de mordiente: está claro que no es el estilo del director y guionista. El final, a pesar de lo edulcorado, quizá sea el mejor cierre elegido para esa trama.
Estoy convencido que sin el trabajo de Sally Hawkins con el imprescindible apoyo de Octavia Spencer y Richard Jenkins la película no hubiese tenido el éxito comercial que ha recogido, así que espero se les reconozca la importancia: de las tres que he visto, la mejor actriz, sin duda: sin mediar palabra, expresa lo que siente el personaje de maravilla y sin caer en exesos histriónicos. En su contra que es británica, off course.
La película, en suma, una fantasía romántica con un poco de movimiento, algun fallo clamoroso de guión y poco más.