Soy del Atleti desde que vivía en Madrid y mi carnicero del barrio de Puerta del Ángel me dijo: un chaval tan majo como tú tiene que ser del Atleti.
Soy del Atleti desde que me cerraban el centro de la ciudad para la celebración de la victoria del Madrid.
Soy del Atleti desde que Sabina decidió cantar su himno y Rosendo es un hincha declarado.
Y soy del Atleti porque no me gusta el fútbol, no lo soporto, para mí no tiene sentido ni utilidad. Por eso soy del Atleti, del de antes, del que no ganaba un partido ni aun comprando al árbitro. Soy del Atleti porque se supone que es el equipo de la clase trabajadora, de los inmigrantes y de los que no le gustan las victorias , porque saben que con este equipo nunca las tendrá.
Y por el Atleti es el tercero en discordia, porque me hace sentir que en este jodido país hay más que Coca-Cola o Pepsi, PP o PSOE, rojos o azules, Madrid o Barça.
Obviamente en el Atleti hay una nutrida representación de cazurros y animales, como en todos los equipos. Y de corruptos, en eso fueron de los primeros. Pero la corrupción de los grandes es tan humillante que ninguno debería mostrar airoso camisetas que glorifican el despotismo y los negocios sucios .
Por eso soy del Atleti, porque para mí no es un equipo de fútbol, es mi forma de decirle al mundo: que no, que estoy hasta las huevos de los mismos, que quiero un cambio, que no quiere decir que sea el adecuado, pero sí necesario.
Y ahora la parte en la que me pueden llamar demagogo. Ni Messi vale la pasta que pagan por él. Ni Ronaldo. Ni Bale. Ni Diego Costa ni ninguna persona a la que le aplaudan, encima, por hacer su trabajo. Por cierto, puritico inmigrante.