Un día hablando con un amigo
“Lo que sucede, conviene”, “No hay mal que por bien no venga”, “No hay daño que no tenga apaño”…..Son muchos los refraneros que nos hacen ver que a veces suceden cosas en nuestra vida que nos parece que es el preludio de una futura vida catastrófica, llena de dolor, desespero, mucho más dura y triste, el comienzo de un camino lleno de piedras y zarzamoras, y sin embargo esas situaciones son un trampolín para saltar a una nueva vida. Una nueva vida que muchas veces nos llega con ingredientes mucho más enriquecedores y positivos de los que teníamos en nuestra anterior situación.
Sin darnos cuenta, poco a poco vamos saliendo del pozo en el que hemos caído y se nos empiezan a abrir puertas en nuestras vidas, con nuevas relaciones personales, oportunidades laborales, actividades de ocio o entretenimiento que nunca antes se nos había ocurrido realizar. Poco a poco vamos descubriendo todo un abanico de posibilidades enriquecedoras que nos aportan positividad y que siempre han estado ahí afuera, pero que tenía que pasar lo que nos pasó y superar ese “luto” que supone una ruptura, para darnos cuenta de lo que nos estabamos perdiendo.
No hay que desesperar. El tiempo pone cada cosa en su sitio. Cura las heridas. Y cuando empecemos a sanar nos levantaremos cada mañana con la ilusión de una vida nueva que nos llega.
Lo dicho: “Lo Que Sucede, Conviene”.