El profesor y compositor Edson Zampronha, autor de las notas al programa (enlazadas en los autores), nos preparó antes del concierto con una conferencia cercana, emotiva como su propio título "La emoción rompe los límites: la música del alto romanticismo en el final del siglo XIX" donde contagió esa pasión común por tres obras tan distintas pero unidas precisamente por el programa bautizado como arquitectura sonora y resumidas por "el sublime", con referencias filosóficas en cuanto a la subjetividad del oyente desde la oscuridad buscada de la sala hasta el viaje interior que toda escucha supone.
La propina en línea con lo anterior, música actual con ese aire zíngaro de "violero" recordando sus orígenes populares en los famosos verdiales de su tierra natal en compañía de su padre demostró el buen momento y la musicalidad que atesora este violinista y docente malagueño.
Esperamos que el maestro Rasilainen vuelva en un futuro no muy lejano porque su trabajo siempre resulta del agrado de todos, aunque el patio de butacas siga con muchas vacías, perdiéndose conciertos pensados para el respetable.